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viernes, 29 marzo 2024
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El presidente el Consejo de Estado pide retocar la Constitución garantizando la «igualdad» y reformar el Senado

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El presidente del Consejo de Estado, el exministro José Manuel Romay Beccaría, ha defendido este miércoles en el Congreso la conveniencia de reformar la Constitución, entre otras cosas, para convertir el Senado en una Cámara «territorial representativa de la pluralidad» y ha subrayado que cualquier modificación de la Ley de Leyes y del modelo de Estado debe hacerse con respeto a los principios de «solidaridad» e «igualdad».

Así lo ha señalado Romay durante su comparecencia ante la Comisión de evaluación y modernización del Estado Autonómico del Congreso, en la que ha hecho suyo el informe con propuestas para una reforma de la Constitución que el Consejo de Estado aprobó en 2006 por encargo del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

El también exdiputado y exministro de José María Aznar ha glosado las bondades de la Constitución de 1978, que permitió pasar de un Estado centralizado a uno profundamente descentralizado «con un grado de consenso ejemplar».

«El Estado de las autonomías ha supuesto un avance en la introducción de un sistema de libertades democráticas», ha destacado, incidiendo en que supuso también «un compromiso entre unidad y pluralidad fraguado entre todos» que «ha favorecido el autogobierno» y «ha mejorado las condiciones de vida de los ciudadanos».

CAMBIOS, PERO NO PARA CONTENTAR A UNOS U OTROS

Aunque ha subrayado la vigencia de las propuestas que hace casi doce años puso sobre la mesa del Consejo de Estado para reformar la Constitución, Romay ha reconocido que, en lo que se refiere al modelo de Estado, ahora la situación es «peor» que en 2006 por todo lo sucedido en Cataluña en los últimos meses.

En este contexto, ha dejado claro que cualquier eventual reforma que se acometa no debe abordarse con el objetivo de «contentar a unos u otros» sino lograr un modelo territorial «más eficaz, equitativo, eficiente y transparente» que el actual.

Antes de participar en la comisión, en declaraciones a los medios de comunicación al ser preguntado sobre si una reforma constitucional podría encajar la cuestión catalana, Romay ha respondido que «hay que intentarlo todo», pero que no le corresponde al presidente del Consejo de Estado apuntar soluciones concretas a este tema.

Eso sí, ante los diputados ha apostado por intentar convencer a los catalanes de que es mejor estar «juntos que separados» y de que «todas las separaciones son traumáticas» y ha advertido de que una «simple modificación de la Constitución por sí sola» no servirá como «fórmula mágica» para resolver conflictos como el catalán.

NO DESAFÍOS, SINO RESPETO A LA LEY

Así, ha añadido que para encontrar soluciones una eventual reforma debe ir siempre acompañada del cumplimiento de las leyes y sentencias y se dejan a un lado actuaciones «desafiantes» y «desleales» como las que ha atribuido, aunque sin nombrarlos expresamente, a los independentistas catalanes.

Asimismo, ha remarcado que la modificación de la Ley de Leyes no puede implicar una renuncia los valores de libertad, igualdad, pluralismo, Justicia y respeto a la ley y, retomando la posición de su antecesor, Francisco Rubio Llorente, ha hecho hincapié en que antes de abrir la reforma constitucional debe cerrarse un «acuerdo político» y que ésta ha de contar con al menos con el mismo «grado de consenso» que cosechó la Constitución.

También ha avisado de que los cambios que se hagan deben responder a demandas sociales y buscar resolver problemas mediante soluciones «prudentes, maduradas» y «fruto de un diálogo sostenido y sereno de las fuerzas políticas con la sociedad».

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