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jueves, 28 marzo 2024
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Los países con más igualdad de género tienen menos graduadas en carreras científico-técnicas que países sin igualdad

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Los países con mayor igualdad de género tienen una proporción menor de mujeres que cursan estudios de ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (carreras STEM) que aquellos países en los que se considera que no hay igualdad de género, según un nuevo estudio. Según afirman los investigadores, los formuladores de políticas podrían usar los hallazgos para reconsiderar las iniciativas para aumentar la participación de las mujeres en este tipo de carreras.

Apodada la «paradoja de la igualdad de género», la investigación reveló que países como Albania y Argelia tienen un mayor porcentaje de mujeres entre sus graduados de STEM que países aclamados por sus altos niveles de igualdad de género, como Finlandia, Noruega o Suecia.

Los investigadores, de la Universidad Leeds Beckett, en Reino Unido, y de la Universidad de Missouri, en Estados Unidos, creen que esto podría deberse a que los países con menos igualdad de género a menudo tienen poca asistencia social, lo que hace más atractiva la elección de una carrera STEM, relativamente bien remunerada.

El estudio, publicado en ‘Psychological Science’, también analizó qué podría motivar a las niñas y los niños a elegir estudiar asignaturas STEM, como la capacidad general, el interés o el disfrute en la materia y si las asignaturas científicas eran una fortaleza académica personal.

Utilizando datos de 475.000 adolescentes de 67 países o regiones, los investigadores encontraron que, aunque el logro de los niños y niñas en las materias STEM era similar, era más probable que la ciencia fuera el tema predilecto de los niños. Ellas, incluso cuando su capacidad en la ciencia igualaba o superaba a la de los niños, a menudo eran mejores en general en la comprensión lectora, lo que se relaciona, según los expertos, con una mayor capacidad en las materias que no son STEM.

Además, las niñas tienden a mostrar un menor interés en las asignaturas de ciencias. Estas diferencias fueron casi universales en todos los países y regiones estudiados, lo que podría explicar parte de la disparidad de género en la participación STEM, según explica Gijsbert Stoet, profesor de Psicología de la Universidad de Leeds Beckett.

«Cuanto más avanzas en la educación secundaria y luego en la educación superior, más asignaturas tienes que dejar hasta que acabas con una sola –justifica el investigador–. Nos inclinamos por elegir en lo que somos mejores y de lo que disfrutamos. Esto tiene sentido y coincide con el consejo común de la escuela. Entonces, aunque las niñas pueden equipararse a los niños en términos de lo bien que se desenvuelven en ciencias y matemáticas en la escuela, si esas no son sus mejores materias y están menos interesadas en ellas, entonces es probable que elijan estudiar otra cosa».

Los investigadores también analizaron cuántas niñas se podría esperar que eligieran más estudios en STEM según estos criterios. Así, tuvieron en cuenta el número de niñas en cada país que tenían la capacidad necesaria en materia científico-técnica y para quienes también era su mejor materia y lo compararon con el número de mujeres que se graduaron en carreras STEM. Los investigadores descubrieron que había una disparidad en todos los países, pero con la brecha de género más grande en países con mayor igualdad de género.

Por ejemplo, en Reino Unido el 29 por ciento de los graduados de STEM son mujeres, aunque se espera que el 48 por ciento de las niñas decidan estudiar estas materias basándose únicamente en la capacidad científica. Esto se reduce al 39 por ciento cuando se tienen en cuenta tanto la capacidad científica como el interés en el tema.

FACTORES ECONÓMICOS, CLAVES PARA ELEGIR ESTUDIOS EN CIENCIAS

El coinvestigador David Geary, de la Universidad de Missouri, Estados Unidos, señala que aunque los países con mayor igualdad de género tienden a ser aquellos en los que se alienta activamente a las mujeres a participar en STEM, éstos «pierden más chicas hacia un camino académico STEM que podrían elegir basado sobre sus fortalezas académicas personales». «Factores económicos más amplios parecen contribuir a una mayor participación de las mujeres en STEM en países con baja igualdad de género y una menor participación en países con igualdad de género», agrega.

Los países con una mayor igualdad de género también suelen ser estados de bienestar, proporcionando un alto nivel de seguridad social para sus ciudadanos, en comparación con aquellos con menor igualdad de género, que tienden a tener condiciones de vida menos seguras y más difíciles. Utilizando las cifras de la satisfacción general de la vida (OLS, por sus siglas en inglés) de la UNESCO como un indicador de las oportunidades económicas y las dificultades, los investigadores encontraron que, en países con mayor igualdad de género, la satisfacción general con la vida era más alta.

«Las carreras de STEM son generalmente seguras y bien remuneradas, pero los riesgos de no seguir ese camino pueden variar –comenta el profesor Stoet–. En los países más prósperos donde cualquier elección de carrera se siente relativamente segura, las mujeres pueden sentirse capaces de tomar decisiones basadas en factores no económicos. Por el contrario, en países con menos oportunidades económicas, o donde el empleo puede ser precario, una carrera de STEM relativamente bien remunerada y segura puede ser más atractiva para las mujeres».

Por su parte, el profesor Geary sostiene que, esencialmente, cuando se disminuyen las preocupaciones económicas, como en el caso de los países con igualdad de género, las preferencias personales se expresan más fuertemente. «En esta situación, las diferencias de sexo en fortalezas académicas e intereses ocupacionales influyen más en las elecciones universitarias y profesionales, creando la paradoja STEM que describimos», dice.

«A pesar de los extensos esfuerzos por aumentar la participación de las mujeres en STEM, los niveles se han mantenido ampliamente estables durante décadas, pero estos hallazgos podrían ayudar a focalizar las intervenciones para hacerlos más efectivos», aseguran los investigadores.

Por ello, Stoet pide tener en cuenta que las niñas eligen no estudiar STEM por lo que consideran «razones válidas», por lo que las campañas dirigidas a todas las niñas pueden ser «un desperdicio de energía y recursos».

«Si los gobiernos quieren aumentar la participación de las mujeres en STEM, una estrategia más efectiva podría ser dirigirse a las chicas que claramente se están ‘perdiendo’ de la vía STEM: aquellas para quienes las ciencias y las matemáticas son sus mejores materias y quienes las disfrutan, pero no las eligen», añade el profesor, que concluye que si se pueden entender sus motivaciones, entonces pueden diseñarse intervenciones para ayudarlas a cambiar de opinión.

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