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viernes, 29 marzo 2024
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Los militares refuerzan su ‘ciberformación’ antes de una misión para evitar filtraciones al enemigo

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El uso de redes sociales, las memorias USB, las aplicaciones o las redes wifi pueden dejar al descubierto información confidencial.

Los militares que van a participar en una misión internacional reciben un intenso adiestramiento que dura meses. Dentro de él cobra cada vez más importancia la ‘ciberformación’. El objetivo es evitar que el enemigo pueda acceder a información confidencial, desde documentos clasificados hasta datos aparentemente simples pero que pueden resultar cruciales, como la ubicación del contingente, según ha detallado a Europa Press el teniente coronel Juan Pedro Sierra.

El uso de redes sociales, la conexión mediante wifi, la ubicación en smartphones o la instalación de aplicaciones son prácticas cotidianas en el día a día de los ciudadanos que sin embargo cobran especial relevancia cuando los militares son llamados a participar en una operación en el exterior.

El asunto está en la agenda de todos los países desde que empezaran a descubrirse agujeros de seguridad. El más conocido fue el de Estados Unidos cuando muchas de sus bases secretas quedaron al descubierto por culpa de una aplicación deportiva que trazaba en un mapa las rutas de ejercicio físico de sus militares.

La preocupación por la filtración de información es tal que la pasada semana el Parlamento de Rusia aprobó una ley prohibiendo a los militares desplegados el uso de dispositivos electrónicos. En España esta opción no está ni siquiera sobre la mesa porque se da mucha importancia a que sus efectivos puedan mantener un contacto habitual con sus familias durante los seis meses que, de media, duran las misiones; aunque sí que hay restricciones cuando, por ejemplo, se participa en un convoy de seguridad.

En cualquier caso, las Fuerzas Armadas sí que han incluido la ‘ciberformación’ en el plan de entrenamiento para minimizar los riesgos. En el Ejército de Tierra se encarga de este apartado el Regimiento de Guerra Electrónica 31, ubicado en el Acuartelamiento ‘Zarco del Valle’, en El Pardo (Madrid).

El teniente coronel Juan Pedro Sierra está al frente de un batallón del regimiento en el que se encuadra la unidad de ciberdefensa, compuesta por 40 militares. Su labor se divide entre la preparación previa al despliegue y la formación continua sobre el terreno, además de la resolución de los incidentes que se vayan detectando.

EL MILITAR, EL ELEMENTO MÁS VULNERABLE

Lo primero que se transmite a los militares es que cada uno de ellos es importante para la seguridad de todo el contingente, que no crean que la protección debe extremarse únicamente sobre los altos mandos o los documentos con información relevante. Los sistemas de comunicación de las Fuerzas Armadas están sometidas a estrictos controles de encriptación de la información, por lo que el elemento más vulnerable son las tecnologías particulares.

De fotos aparentemente inocentes en las redes sociales, los contrincantes pueden extraer datos como el lugar exacto de despliegue o maniobras, las fechas de llegada y salida de efectivos o el material del que se acompañan.

Los militares desplegados también deben extremar las precauciones con la conexión a redes wifi públicas, que pueden estar ‘hackeadas’ para interceptar la información, o las contraseñas de sus dispositivos. Cualquiera de estos datos pueden ser usados contra el contingente, vendidos a terceros, utilizados para falsificar información o incluso para engañar a la opinión pública, según detalla el teniente coronel Sierra.

Otro elemento muy vulnerable son las memorias USB, que pueden ser ‘hackeadas’ en cuanto se introducen en un dispositivo o incluso llevar ya dentro el virus para inocularlo al aparato. Por ello, los militares son formados para no almacenar nunca en estos lápices de memoria información sensible o clasificada y no usar dispositivos regalados o encontrados de manera aparentemente casual.

Una clave para evitar ‘despistes’ de seguridad es la de «no mezclar nunca el ámbito personal con el profesional», no cayendo en hechos tan sencillos como cargar el teléfono móvil en el ordenador de trabajo. Pero además, los militares deben estar atentos a las webcams, los micrófonos de sus dispositivos y las aplicaciones que instalan. «¿Por qué para instalar una linterna tenemos que dar acceso a nuestros contactos?», pregunta el teniente coronel.

CAUTELA TAMBIÉN A LAS FAMILIAS

Una de las lecciones más importantes es que «la vanidad es enemiga de la seguridad», por lo que cuanta menos información se comparta, mejor. Y esta enseñanza se intenta hacer llegar también a las familias de los militares desplegados.

El teniente coronel transmite siempre a los militares que van a participar en una misión internacional que la mejor forma de protegerse es trabajar siempre «como si se estuviera comprometido», lo que ayuda a no bajar la guardia.

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