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viernes, 29 marzo 2024
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El Teatro Real reflexiona sobre la ópera como obra de arte con ‘Capriccio’, el conflicto de Strauss entre letra y música

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El Teatro Real de Madrid acogerá el próximo lunes 27 de mayo el estreno de la ópera ‘Capriccio’, de Richard Strauss, una reflexión sobre la ópera como obra de arte que funciona como «punto final simbólico» a las últimas obras de la temporada 2018-2019, en la que se celebra el bicentenario del coliseo madrileño, según ha destacado este martes durante la presentación el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch.

‘Capriccio’, estrenada en Múnich en 1942 y surgida a partir de una idea original de Stefan Zweig, fue la última ópera que escribió Richard Strauss (1864-1949) y llega ahora a Madrid en coproducción con la Opernhaus de Zürich, con dirección musical de Asher Fisch y la dirección escénica de Christof Loy.

En palabras de Matabosch, ‘Capriccio’ es una pieza «colosal» y una «obra maestra» que supondrá un «acontecimiento mayúsculo», puesto que no solo es «una de las más singulares» del compositor alemán sino una de las más importantes del propio género, al tiempo que funciona como «conclusión» en el 200 aniversario del Teatro Real.

El director musical de ‘Capriccio’ ha felicitado al coliseo madrileño por asumir esta obra que a su juicio «no solo es difícil», sino que «no se representa a menudo, especialmente fuera de Alemania», tal y como ha indicado. «Es una excelente tarjeta de visita por parte del Teatro Real», ha enfatizado.

Fisch dirigirá a un reparto que contará en los papeles principales con la soprano Malin Byström, el barítino Josef Wagner, el tenor Norman Reindhardt, el barítono André Schuen o el bajo Christof Fischesser, junto a la Orquesta Titular del Teatro Real.

Según ha señalado, el compositor arranca la ópera con una introducción «poco habitual» en la que la orquesta comenta el drama en «estilo recitativo», acompañando a los cantantes en este modo «casi hasta el final», y no tiene el «protagonismo» habitual. Además, la orquesta es más reducida y cuenta con «poca percusión». «Mi objetivo es que el público siga la trama sin tener que leer casi los subtítulos», ha dicho Fisch.

ELEGIR PARA PERDER

El personaje central de esta ópera es la condesa Madelaine, una mujer con gran sensibilidad que refleja en esa indecisión ante la elección de uno de sus dos pretendientes, la necesidad de definir los valores y los afectos que determinarán el resto de su vida. En ese momento trascendental en el que transcurre la acción, su cumpleaños, Madeleine, ante el espejo que preside su salón, mira el presente con la consciencia de que pronto será pasado.

El director de escena, Christof Loy, gran conocedor de la obra de Strauss, se enfrenta a esta ópera por primera vez. Tal y como ha explicado, la indecisión de la condesa es una «metáfora de la vida misma» y detrás reside el «conflicto» del autor entre «el drama y la música» que, en sus palabras, habla sobre el «ser humano y la necesidad de elegir para crear la propia vida».

Loy ha señalado que con ‘Capriccio’ Strauss lanzó esta pregunta al final de su vida como reflexión de su propia obra. «Siempre encontró la inspiración en el drama. Necesitaba el impulso de la palabra para componer», ha recalcado el director de escena, quien recuerda las palabras de la condesa cuando dice que «si hay que elegir, uno siempre pierde».

EJERCICIO DE «RESISTENCIA» PARA EL CANTANTE

Malin Byström, que se mete en la piel de la condesa Madelaine, ha destacado este martes durante la rueda de prensa la carga de «acción» que posee esta ópera.

Además, y preguntada por las mayores dificultades de ‘Capriccio’, ha resaltado que desde el punto de vista vocal esta ópera «exige mucha resistencia» y, «salvo 15 minutos», la soprano permanece «todo el tiempo en escena» cantando. «Lo difícil es cantar hasta el final», ha señalado.

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