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jueves, 28 marzo 2024
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El Vaticano comienza la apertura de dos tumbas de dos princesas en busca de los restos de la menor Emanuela Orlandi

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El Vaticano ha comenzado este jueves 11 de julio las labores de apertura de las tumbas de dos princesas en el cementerio teutónico en el marco de la investigación para esclarecer la desaparición de la joven Emanuela Orlandi, la hija de un funcionario vaticano cuyo rastro se perdió en junio de 1983.

Según ha confirmado el director interino de la oficina de prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, las operaciones han comenzado a las 8.15 horas de esta mañana pero no se puede prever «la duración para concluir tales operaciones en las que trabajan 15 personas».

Se trata de las tumbas de dos princesas alemanas fallecidas en 1836 y 1840 y enterradas en el cementerio situado entre la basílica de San Pedro y el gran palacio de las Audiencias Generales, en un lugar donde se encontraba el llamado Circo de Nerón, escenario del martirio de muchos de los primeros cristianos en los pantanos vaticanos, y cuya antigüedad se remonta al año 799.

Las operaciones para abrir las tumbas están supervisadas por el promotor de Justicia del Vaticano, Gian Piero Milano, quien autorizó su apertura. Además de los obreros, encargados de romper y reponer las lápidas, están presentes varios agentes de la Gendarmería vaticana, los abogados de las partes, familiares de Emanuela Orlandi y el académico forense profesor Giovanni Arcudi quien se encargará de analizar los restos.

Según explicó Arcudi en una entrevista con ‘Vatican news’, la página de informaciones oficiales del Vaticano, su labor consistirá en examinar los restos óseos para ser clasificados y datados «y para todos los demás diagnósticos que permitan establecer la edad, el sexo, la estatura».

En el caso de que se encontrasen restos humanos que no corresponden a las princesas germanas «titulares» de las tumbas –Sofía von Hohenlohe, que murió en 1836 y Carlota Federica de Mecklenburgo, fallecida en 1840–, «el tiempo de la operación se alargaría y podría ser útil la identificación odontología, el estado de los dientes a partir del cual se puede rastrear hasta la edad», según señala el profesor Arcudi.

El forense afirma que «para el examen de ADN pueden ser necesarios entre 20 y 60 días porque a veces hay que repetir las pruebas». Todos los restos se someterán a la prueba del ADN.

Según ha señalado el Vaticano, no se va a identificar a los familiares de las princesas alemanas enterradas en el cementerio teutónico. «Obviamente se trata de descendientes que han sido informados de las operaciones y que por amor a la verdad han garantizado su completa disposición y colaboración con la Santa Sede y con la Oficina del Peomotor de justicia del Vaticano», ha señalado Gisotti.

El Vaticano ha dejado claro que por razones jurídicas, la autoridad judicial de la Santa Sede no tiene competencia para llevar a cabo las investigaciones propias de la desaparición de la joven que ocurrió en territorio italiano.

Sin embargo, han hecho saber que el Vaticano está colaborando en «la verificación de la eventual sepultura del cuerpo de Emanuela Orlandi en el territorio del Estado del Vaticano».

«Las complejas operaciones de peritaje fijadas para el próximo 11 de julio son solo la primera fase de una serie de resoluciones ya programadas que, tras la apertura de las tumbas y la clasificación y catalogación de los restos, llevarán a las pericias para establecer la datación de los restos y el análisis del ADN», ha señalado el Vaticano.

La Secretaría de Estado de la Santa Sede autorizó en abril de 2018 la apertura de la investigación. En ese contexto, la familia pidió al Vaticano que investigase una de las tumbas del cementerio teutónico, alrededor de la cual circulan rumores en el Vaticano desde hace años. De hecho, la familia había recibido una carta anónima con una foto de una sepultura y una frase escrita: «Busque donde indica el ángel».

En el cementerio teutónico próximo a la Plaza de San Pedro, se encuentra una estatua de un ángel que sostiene una sábana con el texto en latín ‘Requiescat in pace’ (Descanse en paz), mientras que en la lápida hay una inscripción dedicada a la princesa Sofía y al príncipe Gustavo von Hohenlohe, que en 1857 fue nombrado arzobispo por el papa Pío IX.

El hermano de la joven explicó entonces que además de pedir la apertura de la sepultura, la familia solicitó a la Santa Sede documentos relativos al caso y la posibilidad de escuchar a algunos cardenales.

Emanuela Orlandi tenía 15 años cuando el 22 de junio de 1983 desapareció sin dejar rastro a la salida de una clase de música en la Plaza de San Apolinar, en el centro de Roma. Algunas hipótesis que no llegaron a ser confirmadas por la Justicia italiana apuntaban a que la joven podía haber sido secuestrada por un grupo extremista turco para pedir la liberación de Ali Agca, el terrorista encarcelado entonces por haber atentado contra el papa Juan Pablo II en 1981. Otras teorías sugerían que Orlandi fue víctima de una red pedófila detrás de la cual se encontrarían altos jerarcas de la Iglesia.

La Fiscalía de Roma investigó también la presunta relación del caso con la Banda de la Magliana, la organización criminal que sembró el terror en la capital italiana durante los años del plomo.

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