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viernes, 29 marzo 2024
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Felipe VI y Felipe II se ‘saludan’ en el Teatro Real a cuenta del ‘Don Carlo’ de Verdi y comparten aplauso del público

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Este miércoles por la noche, bajado el telón, pero aún sobre el escenario, se ha producido una escena curiosa en el Teatro Real: el actual rey, Felipe VI, ha podido estrechar la mano de uno de sus antecesores, Felipe II, personaje de la opera de Verdi ‘Don Carlo’, interpretado por Dmitry Belosselskiy en la apertura de temporada del Coliseo madrileño.

Los Reyes Felipe y Letizia, que han asistido a la inauguración, como varios ministros en funciones y otras autoridades, han podido retomar la costumbre de pasarse a saludar al elenco sobre las tablas finalizada la representación, un hábito interrumpido el año pasado cuando los abucheos recorrieron el patio de butacas al aparecer con lazos amarillos dos miembros del equipo de ‘Fausto’.

Muy al contrario, hoy los ánimos y el ambiente, pese a los derivas políticas de la semana, han sido de aclamación. Ambos soberanos, el real y el novelado, han compartido aplausos, bravos y vivas, cada uno, eso sí, por su respectiva función.

Así, un Borbón desde el palco ha seguido atentamente los avatares ficticios de un Austria sobre las tablas, dos dinastías que han regido el destino del país desde los Reyes Católicos.

También la corte de Felipe VI ha recibido el calor del respetable. Desde el desdichado hijo Don Carlo (Marcelo Puente), a Isabel de Valois (María Agreste), Rodrigo, marqués de Posa (Luca Salsi) o la princesa de Éboli (Ekaterina Semenchuk), así como el Coro y Orquesta titular del Teatro Real. Gran ovación se ha llevado también el director musical, Nicola Luisotti.

Estrenada en la Ópera de Paris en 1867 y en el Teatro Real en 1912 con libreto a partir de la obra Don Carlos, Infant Von Spanien (1787) de Friedrich Schiller, ‘Don Carlo’ es la ópera número 23 de las 26 que compuso Verdi, es la más larga de su catálogo y la que fue sometida a un mayor número de revisiones, en un lapso de casi 20 años, de 1867 a 1886.

En esta ocasión, se ha montado la versión de Módena, inédita en España, que recupera el primer acto, el francés. En él se plantea precisamente el tema principal de la obra, cuando Isabel de Valois acepta casarse con el rey Felipe II para sellar la paz entre España y Francia en lugar de escoger a su amado, el hijo del soberano, Don Carlos. Así se presenta la colisión entre los sentimientos privados y las responsabilidades políticas de los personajes. Algo a lo que no es ajeno ningún gobernante.

‘Don Carlo’ también se adentra en la lucha por la libertad frente a la opresión política y religiosa o en las relaciones paterno-filiales y en las conexiones entre todas esas materias. De hecho, el director artístico del Teatro Real, Joan Matabosch, dice que este Felipe II, pese a su perfil inflexible, déspota y neurótico, suscita compasión porque, como detalla Peter Por, sacrifica a su hijo y «se convierte él mismo, ante todos, mediante este acto, en víctima de su propio reino».

En cuanto a la puesta en escena, a cargo de David McVicar, los trajes de rigurosa época combinan con un escenario que busca causar opresión a partir de muros de ladrillo gris móviles que se combinan con elementos simbólicos que evocan otros espacios, como la gran cruz en llamas con la que finaliza el tercer acto.

El Teatro Real, que ofrecerá 14 funciones de ‘Don Carlo’, tiene previsto cerrar temporada con otra pieza de Verdi, ‘La Traviata’, en la que participará Plácido Domingo.

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