11.1 C
Madrid
sábado, 20 abril 2024
Array

Sánchez se asegura la investidura tras pactar con Podemos y ERC con acusaciones de traición a España de la oposición

MÁS INFORMACIÓN

En su tercer intento, el líder socialista llega por vez primera al debate con los acuerdos cerrados para superar la votación.

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, opta a su tercer intento de investidura envuelto en un clima de excepcionalidad por la fecha en que se celebrará el pleno, en medio de las vacaciones navideñas, y por las circunstancias que caracterizan su proyecto de Gobierno: una inédita coalición con Unidas Podemos que requiere la colaboración de los independentistas catalanes de ERC.

A diferencia de sus tentativas anteriores en 2016 y en julio pasado, ambas fallidas, en esta ocasión el líder socialista se somete a un debate de investidura con los apoyos mínimos amarrados para sacarla adelante en segunda votación, donde tan sólo precisa reunir más votos a favor que en contra.

Sánchez cuenta con los votos a favor de Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, Teruel Existe, con los que suma un total de 166 votos frente a 164 votos en contra de PP, Ciudadanos, Vox, Junts per Catalunya, la CUP, Unión del Pueblo Navarro (UPN), Foro Asturias y Partido Regionalista Cántabro (PRC), que ha rectificado su disposición inicial a favorecer la investidura tras conocer el contenido del pacto del PSOE con ERC.

La decisión del BNG de descartar el voto en contra –aún debe aclarar si votará sí o abstención–, unido a las abstenciones ya seguras de ERC y de Bildu garantizan a Sánchez tener más votos a favor que en contra en esa segunda votación.

LA MUTACIÓN TRAS EL 10N

Para llegar hasta aquí Sánchez ha tenido que mutar e imprimir un giro radical en el discurso que mantuvo en la precampaña a las elecciones del 10 de noviembre, cuando pedía una mayoría más amplia precisamente para no tener que gobernar en coalición con Unidas Podemos ni apoyado en los independentistas bajo el argumento de que ninguno de ellos aportaría estabilidad al país.

Pero la repetición electoral no cumplió las expectativas del PSOE que, lejos de mejorar resultados, pasó de 123 a 120 escaños en el Congreso de los Diputados y perdió la mayoría absoluta en el Senado.

Para sorpresa de todos, en menos de 48 horas tras las elecciones, Sánchez alcanzó un preacuerdo con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, para gobernar en coalición y con el líder morado ocupando una vicepresidencia de corte social. Atrás quedaron las discrepancias de fondo sobre cómo afrontar el problema con el independentismo en Cataluña que argumentaba con frecuencia Sánchez para justificar la imposibilidad de que el líder de Podemos entrase en el Gobierno.

En realidad, la caída de Podemos el 10 de noviembre también flexibilizó su posición negociadora ante el PSOE, adoptando una actitud menos exigente en cuanto a las carteras que querían ocupar dentro del Ejecutivo.

Sánchez pasó así de afirmar que no dormiría tranquilo con personas inexpertas de Podemos al frente de determinados Ministerios a defender la coalición con los morados como la única forma de Gobierno posible.

El rápido acuerdo con Podemos para gobernar en coalición cegó la vía de una eventual colaboración de PP o Ciudadanos para permitir que el Gobierno echase a andar sin depender de los independentistas.

De hecho, en la primera ronda de contactos que abrió el PSOE tras alcanzar su preacuerdo con Podemos incluyó a ERC, entre otros partidos, pero no a PP ni a Ciudadanos que, junto a Vox, acusan a Sánchez de «traición» a España por sus cesiones ante independentistas y nacionalistas.

LOS TEMORES DE LA DERECHA

El compromiso alcanzado con ERC para someter a consulta de la ciudadanía catalana las conclusiones a las que llegue la mesa de negociación sobre el «conflicto político» en Cataluña que pondrán en marcha el Gobierno español y el Govern catalán, unido a las cesiones que ven en el acuerdo con el PNV, han encendido las alarmas en la oposición.

Para el líder ‘popular’, Pablo Casado, Sánchez «ha pactado un referéndum con los delincuentes que dieron un golpe al Estado» y accede ante el PNV a expulsar a la Guardia Civil de Navarra al ceder a la comunidad foral las competencias exclusivas en tráfico, si bien los ‘populares’ se olvidan de recordar que el presidente José María Aznar prometió en el año 2000 la transferencia de esta competencia.

Unido al temor por una eventual desaparición de la Benemérita en Navarra, Ciudadanos mira con recelo el acuerdo que el PSOE ha suscrito con el PNV por el compromiso que incluye de «impulsar» las reformas necesarias para «adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales».

En un último intento de romper las costuras del PSOE enfrentando a los barones reacios a pactar con el independentismo con Sánchez, la portavoz parlamentaria de Ciudadanos, Inés Arrimadas, llamó a varios de ellos con el objetivo de que se desmarcaran de la estrategia de su líder.

Lo que consiguió fue que los líderes territoriales socialistas salieran en tromba culpando a Ciudadanos de no querer impedir que la gobernabilidad de España descanse en fuerzas independentistas, puesto que con su voto a favor sería innecesaria la abstención de ERC.

Vox también ha acusado a Sánchez de «arrodillarse» ante «unos auténticos golpistas» y «pisotear la soberanía nacional de todos los españoles» por «la miseria» de recuperar la presidencia de Gobierno.

El candidato a la investidura llega al debate sin haber dado explicación alguna previa respecto de los acuerdos alcanzados, aunque el contenido de esos documentos sí se ha dado a conocer al público, desde el programa de gobierno con Unidas Podemos al acuerdo que garantiza la abstención de ERC.

MÁS INFORMACIÓN

- Publicidad -
- Publicidad -

Última hora