La Universitat de Barcelona (UB) y la Fundació Bosch i Gimpera de la UB han creado un banco de AND de familiares de víctimas de la Guerra Civil para poder identificar mediante la genética forense a los desaparecidos que se encuentran en alguna de las 344 fosas comunes que hay oficialmente en Cataluña.
El proyecto ‘El AND de la memoria: Banco de AND de la UB de víctimas de la Guerra Civil española’ ha sido presentado este martes por la responsable del Laboratorio de Genética Forense de la UB, Carme Barrot; el rector del centro, Dídac Ramírez, y uno de los familiares que ha impulsado la iniciativa Roger Heredia, entre otros.
El banco empezó a caminar en 2011, pero no fue hasta 2013 cuando logró más difusión –a raíz de una moción aprobada por el Parlament–, con lo que más personas se sumaron al proyecto, que pasó de registrar ocho muestras en los dos primeros años a recoger 71 muestras para identificar a 60 desparecidos en la actualidad y contar con 94 familias interesadas.
El coste de extraer las muestras genéticas lo asumen las familias y es de 150 euros, una cantidad que cubre el trabajo de la profesional de enfermería, los reactivos y la conservación, si bien la UB intentará reducir esta cifra, según ha indicado Barrot.
Los familiares que forman parte del banco deben aportar un «árbol genealógico» con el desaparecido y las personas relacionadas dispuestas a dejar su muestra genética de forma voluntaria.
El AND de los hijos de los desaparecidos tiene una «fiabilidad del 100% a nivel genético», pero el del resto de parientes es menos fiable, por lo que se pide a las familias que también entreguen fotografías y todo tipo de información sobre la personas buscada.
Barrot calcula que en un año –a razón de 20 o 30 por semana– se podría extraer AND a las 4.600 familias catalanas que buscan a sus desaparecidos, y ha añadido que, pese a haber pasado 75 años, se puede encontrar material genético en buen estado.
TESTIMONIO GENÉTICO «VITAL»
Heredia, que busca a un bisabuelo, ha afirmado que el banco es «la esperanza de muchas familias que estuvieron solas sin saber la forma de recuperar a sus familiares» y una ventana para que la recuperación de los restos sea posible algún día.
Ha alertado de que los familiares vivos están desapareciendo y son «un testimonio genético vital para la posterior abertura de las fosas», ya que permitirá poder comparar las muestras de referencia obtenidas con los restos recuperados.
Ha criticado que la ley de fosas de Cataluña es inoperativa, por lo que ha urgido a reformarla con el fin de «hacer todo lo que hacen los países normales que viven en democracia» y superar el agravio que arrastran muchas generaciones.
«Continuaremos trabajando día a día para recuperar a miles de familiares que perdieron la vida defendiendo la libertad y la democracia», y ha lamentado que España sea el segundo país del mundo en fosas sin abrir.
Ramírez ha afirmado que identificar a las víctimas es una «cuestión de justicia», y se ha comprometido a que la UB ayudará a dar difusión a esta iniciativa que, según ha dicho, da respuesta a una demanda social.
