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viernes, 29 marzo 2024

Oscuridad en el paraíso

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El 2017 ha llegado y en todo el mundo se ha dado la bienvenida al nuevo año con muchas celebraciones, fuegos artificiales extraordinarios y espectáculos de luz magníficos, excepto en Libia, porque el 2017 trajo problemas cotidianos incluso mayores. La red de suministro eléctrico nacional poco desarrollada y sobrecargada estaba en su límite y el 9 de enero sucedió lo que todos temíamos: corte total y apagón en toda la parte occidental de Libia. Los libios siempre han conseguido adaptarse a los extensos cortes de luz diarios durante unas horas al día. Algunas ciudades del sur tienen cortes de luz durante días, dado que la red de suministro eléctrico necesita mejoras que no pueden realizarse en la situación actual debido a la inestabilidad política y al conflicto.

Sin embargo, la oscura realidad fue muy diferente en el incidente del 9 de enero. No fue causado por un deterioro de la infraestructura de suministro eléctrico en el país, sino por la nueva infraestructura de corrupción y terror que ha estado estrangulando la vida de los ciudadanos. Durante los últimos años, los cárteles de tráfico de combustible y Mohammed Al-Gasab, es el cabecilla de Al-Zawiya . Dos días antes la red principal de suministro eléctrico de Libia occidental, situada cerca de una refinería de petróleo de Al-Zawiya, falló y causó el apagón. El ministro de Petróleo, respaldado por el Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA), anunció en directo en televisión que la escasez de combustible prolongada en Libia occidental no se debía a la falta de suministro, sino a la codicia de las milicias criminales que hacen contrabando con combustible subvencionado por el Estado y lo venden ilegalmente en el mercado negro a contrabandistas de combustible europeos. No sorprendió a muchos libios al nombrar a Mohammed Al-Gasab y su milicia como los principales culpables de utilizar su posición como fuerza de seguridad designada para proteger la refinería de petróleo.

Los comentarios en los medios de comunicación y el resultado de nombrarle y avergonzar públicamente a las bandas se han conocido en la zona, pero no ha sido admitido por personalidades públicas ni por políticos. La situación de la distribución de combustible de refinería estaba a punto de estallar con muchas zonas y centros de combustible vacíos debido a pedidos de combustible retrasados y, en algunos casos, sin ningún tipo de suministro de combustible. Durante algún tiempo, las autoridades locales de Al-Zawiya ignoraron el tráfico de combustible de las milicias locales, que trabajaban con contrabandistas de combustible en Sabratha y Zwara, ya que, mientras el suministro de combustible regular en las ciudades en Libia occidental continuara fluyendo, esta disposición funcionaba de alguna manera. Es decir, hasta que los habitantes de Sabratha empezaron a tomar cartas en el asunto; hartos de que se suministre combustible de forma regular y diesel de forma limitada a la zona (sic), se formó grupo de vigilantes desconocido que comenzó a tener como objetivo camiones de suministro de combustible de contrabandistas o en ruta hacia fuera de Libia. El 26 de junio, un camión de combustible explotó repentinamente en Dahman, al este de Sabratha. Los informes locales quitaron importancia al incidente y lo consideraron un accidente, debido a que uno de los neumáticos del camión explotó, haciendo que se desviara de la ruta y explotara. Sin embargo, unos días más tarde, otro camión de combustible también explotó en circunstancias misteriosas en Suk Al-Jumma, al sur de Sabratha, y unas semanas después volvió a pasar lo mismo en otra parte de la ciudad, sin explicación oficial de qué está causando que los camiones de combustible exploten.

Las llamadas fuerzas de seguridad, constituidas por milicias locales, rápidamente acusaron a antiguos grupos leales a Gadafi después de que surgieran rumores de que había vigilantes que están intentando interrumpir el flujo del combustible para el contrabando al exterior de Libia. Esta acción de atacar camiones de combustible propiedad de contrabandistas locales o que trabajen para ellos se convirtió en un hecho habitual durante los siguientes meses. Este movimiento tuvo un efecto negativo en el suministro local de combustible: para compensar el combustible perdido, los contrabandistas lo reemplazaron con parte de las cuotas locales asignadas por la refinería de Al-Zawiya a Sabratha, puesto que no hay forma de incrementar los pedidos de petróleo de Al-Zawiya debido a un suministro limitado. Esto tuvo un impacto directo en las gasolineras y la escasez se volvió más evidente.

En nochebuena, en la oración de Fajer, los habitantes locales se despertaron con una amenaza anónima dirigida a los contrabandistas de combustible, que señalaba que verdaderos revolucionarios locales habían formado un nuevo “batallón de combate del contrabando de combustible” y que destruirán cualquier camión de combustible de camino hacia el contrabando que saliera de Sabratha. Para no ser menos, los contrabandistas mismos, llamados revolucionarios, ofrecieron una recompensa por cualquier información sobre aquellos que estuvieran detrás del grupo de vigilantes, pero continuó con su operación sin demasiados trastornos, incrementando el sufrimiento de la población y forzando aún más la infraestructura de combustible.

El límite de esta infraestructura se alcanzó el 9 de enero cuando Libia occidental sufrió el apagón en una demostración de poder de las milicias, los matones y los criminales que han estado chupando la sangre y la vida de esta gran nación y alimentándose de la miseria de los ciudadanos.

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