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    Crítica de It: Capítulo 2, Pennywise y su (sangriento) camino del exceso

    Andy Muschietti trae de vuelta al temible Pennywise en It: Capítulo 2, una cinta que apuesta todo a redoblar el sufrimiento de sus protagonistas encadenando hasta la extenuación grotescas ‘set pieces’ como macabro y psicotrópico espejo de los miedos de hoy, de ayer y de siempre. Aquellos terrores infantiles echaron raíces y ahora son tráumas latentes que, 27 años después de su primer enfrentamiento con el payaso y ya lejos de un Derry ya olvidado, lastran terriblemente las vidas de esos siete cuarentones que un día fundaron el Club de los Perdedores.

    A todas y cada una de estas vidas vuelve una secuela cuyas virtudes, que no son pocas, quedan sepultadas casi totalmente por su afan por el exceso. A saber: Exceso de metraje, exceso de CGI, exceso de situaciones prácticamente calcadas e, incluso, exceso de Pennywise.

    Así, y siendo una más que satisfactoria adaptación de la segunda parte de la novela de Stephen King, It 2 no logra ser ni tan aterradora, ni tan redonda ni tan simpática como su antecesora. Cual pesadillas recurrentes, esas aliteraciones juegan en contra de los dos primeros puntos. En cuanto a la simpatía, y a pesar de los titánicos, y en ocasiones más que brillantes, esfuerzos de Bill Hader, resulta casi imposible ser tan guay como lo eran -lo son aún en esos agradecisímos flashbacks- las jóvenes versiones del Club de los Perdedores.

    Con secuencias muy poderosas -lástima que los dichosos tráileres revienten dos de las mejores- y algunos emotivos pasajes sobre la exaltación de la amistad realmente logrados, este vigoroso y desatado festín de terror que es It 2 no es un ‘loser’, pero sí demuestra que, como en muchos otros, en el campo de la coulrofobia más no es sinónimo de mejor.

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