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    Guillermo y Javier Fesser, contra ‘El monstruo invisible’: «La normalidad no era tan bonita, hay mucho que arreglar»

    La de Aminodin, «el mejor recogedor de basura» del vertedero de Papandayan (Filipinas), es una de esas historias que «en lugar de buscarlas tú, te encuentran». Una historia que los hermanos Javier y Guillermo Fesser han atrapado en ‘El monstruo invisible’, un cortometraje realizado en colaboración con Acción contra el Hambre y que se estrenará en #0, el canal exclusivo de Movistar+, el viernes 1 de mayo a las 19:30 horas.

    Un proyecto, el tercero del director de ‘Campeones’ y ‘El milagro de P. Tinto’ con la ONG tras ‘Binta y la gran idea’ (2004), una historia sobre la educación de las niñas, rodado en Senegal y nominado al Oscar al mejor corto de ficción, y ‘Bienvenidos’ (2015), sobre la brecha digital y rodado en Perú, que refleja «esa pobreza extrema enraizada generación tras generación» que existe en muchos países y que genera la desnutrición crónica que afecta a 149 millones de niños y niñas en el mundo.

    Una historia que nació sobre el terreno, la isla filipina de Mindanao, a la que los hermanos Fesser llegaron «sin ningún tipo de guión, ni nada escrito» y que construyeron, aseguran en una entrevista concedida a Europa Press, «cosiendo retazos de realidad» que aderezaron con su peculiar visión del mundo y sentido del humor. «Con todo lo que vimos, escuchamos y sentimos armamos una historia en la que no nos hemos inventado nada», asegura Javier.

    «Algunos parentescos fue lo único que nos inventamos para que la historia fuera coherente», puntualiza Guillermo que, al igual que su hermano, apunta que la premisa fundamental a la hora de afrontar este proyecto y de retratar la dura realidad de sus protagonistas, era hacerlo con empatía, con sentido del humor y «dando voz a los que normalmente no la tienen». «Esta película no cuenta cosas, esta película escucha. Por eso es tan cierta, porque relata lo que realmente le pasa a esa gente. Recoge sus emociones pero sin poner adjetivos», señala.

    LA MARIONETA DE GOMAESPUMA Y LAS COMETAS

    En este proceso, Guillermo recuerda como el primer contacto con la gente de Papandayan fue un poco difícil ante la desconfianza que genera «el hombre blanco» y cómo para acercarse a los niños se ayudó de una marioneta. Una de aquellas que aprendió a manejar junto a Juan Luis Cano en el genial programa de televisión de Gomaespuma.

    «Me metí en los colegios, en los barrios y con eso atraía a los niños como el flautista de Hamelín. Después de días jugando con ellos ya te cogen confianza», rememora Guillermo Fesser, que se muestra igualmente ilusionado con el concurso de cometas recicladas, como las que hacían los niños del vertedero de Mindanao, que ya han puesto en marcha. Para participar solo hay que crear una cometa con materiales reciclados en base a un tutorial elaborado por Jordi Cruz (Art Attack) y subir su foto a Instagram con el hashtag #CometasContraMonstruos.

    Y es que ‘El monstruo invisible’ es una película protagonizada por niños hecha precisamente para niños. Una «herramienta educativa», asegura el director de ‘Camino’, que recuerda que este fue un proyecto pensado para ser exhibido en colegios e institutos de toda España con la finalidad de «generar debate» entre los más jóvenes gracias «al poder de la ficción para empatizar».

    «Si ven que a Aminudin y su familia les pasan cosas concretas, ven que podían ser ellos mismos», dice Javier. Y es precisamente el punto en el que, puntualiza Guillermo, el corto consiga uno de sus objetivos, que los más jóvenes se pregunten: «¿por qué pasan hambre estos niños? ¿Cómo es posible?». El gran y terrible interrogante ante el que los adultos, dice, debemos bajar la cabeza. «En el siglo XXI la ONU dijo que ya se habría erradicado el hambre y no ha sido así. Eso es culpa de los adultos, que no hemos sabido entenderla y por tanto no hemos sabido combatirla».

    La del ‘Monstruo invisible’, insisten los hermanos Fesser, es una historia busca despertar en todos, grandes y pequeños, «las ganas de luchar contra todo esto, por revertir tanta desigualdad, tanta injusticia» y por lograr que «en un futuro no muy lejano» el hambre sea «cosa del pasado».

    ESTA PANDEMIA, PUNTO DE INFLEXIÓN

    Y de cara al futuro, al más inmediato, Javier Fesser, que se define como un optimista, está esperanzado en que, ahora que el mundo «está siendo atacado otro monstruo invisible» como es el coronavirus, se produzca un cambio real. Tiene fe, mucha fe, en que la crisis sanitaria global sea un punto de inflexión. «Está bien recordar que la normalidad de la que veníamos no era tan bonita como creíamos, que hay muchas cosas que cambiar y que arreglar», afirma el cineasta que confía en que la sociedad aprenda «de todo lo que está ocurriendo» y que esa vuelta a la deseada «normalidad» sea «una vuelta a una normalidad mejor».

    «Estoy convencido de que está en marcha un cambio radical y no hay marcha atrás. Pero soy consciente de que no va a ocurrir mañana por la mañana cuando salgamos fuera», asegura por su parte Guillermo, que de esta crisis saca con una gran enseñanza: «Lo importante es que nos hemos dado cuenta que no estamos solos, todas esas personas que quieren que el mundo se de otra manera han visto que hay muchísimas personas peleando por un mundo más justo y más solidario».

    «Esto es imparable. La gente que piensa que son más importantes los abrazos que la pasta… vamos a ganar», sentencia Guillermo que también aprovecha para mandar un recado a todos aquellos que «ponen por delante los intereses económicos a las vidas humanas», especialmente en el país donde vive desde hace años, Estados Unidos.

    Allí, lamenta, «hay gente que dice que es mejor que mueran unos pocos a que nos arruinemos todos». Una corriente de opinión promovida, denuncia, por Donald Trump al que define como un «mafioso, egocéntrico y narcisita» que está sacando lo peor de cada uno». «La labor de un líder es alumbrar el camino, y este está alumbrando el camino de Estados Unidos hacia el precipicio», concluye.

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