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martes, 16 abril 2024
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Hallan el caparazón de una tortuga única en el Jurásico

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Investigadores de la UNED han identificado el fósil de una nueva especie de tortuga, bautizada como ‘Hylaeochelys kappa’, que es la única de su género que se remonta al Jurásico. «Se trata de una tortuga de agua dulce, perteneciente a un género hasta ahora exclusivamente conocido en Gran Bretaña a partir de fósiles que datan del Cretácico Inferior, hace unos 140 millones de años», ha explicado unos de los autores principal del estudio, Francisco Ortega.

El trabajo, que ha sido publicado en la reista francesa ‘Comptes Rendus Palevol’, comenzó tras el hallazgo, hace un par de años, de un caparazón en la playa portuguesa de Porto do Barril de Mafra. Según han explicado los expertos, ‘Hylaeochelys kappa’ vivió hace algo más de 145 millones años y constituye la representación más antigua de su género y la única conocida por el momento en el Jurásico europeo.

A partir de dicho caparazón, los investigadores han averiguado que el ejemplar medía cerca de medio metro de largo y se caracterizaba por tener un caparazón redondeado y muy bajo, lo que permite identificarlo como un animal con costumbres nadadoras.

Su nombre resulta peculiar puesto que, aunque la primera palabra pertenece al nombre del género -Hylaeochelys-, la palabra kappa se refiere a una figura mitológica japonesa con aspecto de tortuga, cuyo origen proviene de las capas que los monjes portugueses llevaban en Japón en el siglo XVI. Además, esta figura mitológica, como los monjes, tiene en la cabeza una especie de tonsura, un plato que simula la cabeza rapada en forma de aureola.

«Hylaeochelys kappa es una forma primitiva del grupo al que pertenecen la mayor parte de las tortugas actuales, es decir, las criptodiras», ha apuntado otro de los investigadores, Adán Pérez-García, quien ha señalado que este grupo engloba a los galápagos, las tortugas de caparazón blando, las terrestres y las marinas.

TORTUGAS ABUNDANTES DURANTE EL JURÁSICO

A pesar de ser menos populares, las tortugas son un miembro habitual en los yacimientos con fósiles de dinosaurios y, en muchas ocasiones, resultan tan útiles como éstos para comprender cómo fueron los ecosistemas de hace millones de años.

Durante el Jurásico Superior -hace entre aproximadamente 165 y 145 millones de años-, fueron abundantes los representantes de algunos grupos de tortugas exclusivamente europeas, como los plesioquélidos, que desaparecieron al final de este período. Posteriormente, las tortugas cretácicas europeas no presentaban parientes directos en el Jurásico y, por lo tanto, no se conocía ningún género de ellas que atravesase esa frontera temporal.

Sin embargo, a la luz de este último hallazgo, «se sabe que Hylaeochelys ya existía en el Jurásico», ha indicado Pérez-García. En su opinión, algunos géneros de reptiles de agua dulce europeos como Hylaeochelys y ciertos cocodrilos habrían sobrevivido del Jurásico al Cretácico, llegando a esa época con menos dificultad que sus parientes marinos, como los desaparecidos plesioquélidos.

Una explicación de esta hipótesis podría ser que algunos ecosistemas continentales eran más estables que las zonas costeras, sometidas a importantes cambios en el nivel del mar a finales del Jurásico, lo que afectó irremediablemente a sus poblaciones.

Finalmente, los científicos han destacado la conocida como Cuenca Lusitánica como una de las regiones que ha facilitado más información sobre los ecosistemas con dinosaurios en Europa y, más concretamente, sobre los de hace más de 145 millones de años, durante el Jurásico Superior. En el área centro-occidental de Portugal se han reconocido más de cuarenta taxones de vertebrados, siendo los dinosaurios el grupo que más atención ha recibido.

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