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viernes, 26 abril 2024
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Malala tras recibir el Premio Convivencia: «Las palabras son más poderosas que las pistolas»

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La doctora Pilar Mateo asegura que «reducir la capacidad científica de un país nos empobrece».

La niña Malala Yousafzai, que en octubre de 2012 fue víctima de un atentado terrorista talibán en Pakistán después de luchar por el derecho de las mujeres a ir a la escuela, ha reivindicado este sábado tras recibir en Valencia el XXII Premio Convivencia de la Fundación Profesor Manuel Broseta el valor de la voz para luchar contra el terrorismo y las injusticias, ya que «las palabras son más poderosas que las pistolas».

Así se ha pronunciado Malala durante su discurso de agradecimiento tras recibir el premio, ex aequo con la doctora Pilar Mateo, quien ha sido galardonada por la aplicación de la investigación en labores de cooperación. El Premio Convivencia se entregó por primera vez en 1993 tras la constitución de la Fundación Profesor Manuel Broseta, creada para impulsar los valores democráticos tras el asesinato del docente el 15 de enero de 1992 a manos de ETA.

El acto de entrega se ha celebrado en el Palau de la Generalitat, presidido por el jefe del Consell, Alberto Fabra; el presidente del Senado, Pío García-Escudero, que ha sido presidente del jurado. También han asistido otras autoridades como la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León; la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, o el expresidente de la Generalitat Eduardo Zaplana.

Malala ha sido premiada por su papel en defensa del derecho de las niñas a la educación, especialmente en su país natal, una lucha por la que sufrió un atentado terrorista en 2012 que le causó graves heridas de las que se recuperó en Inglaterra, aunque hoy en día continúa bajo amenaza.

En su intervención, la niña, que hoy tiene ya 16 años, ha agradecido este reconocimiento en apoyo a su causa, cuya necesidad ha justificado en el hecho de que aún hoy en día 57 millones de niños y niñas no tienen acceso a la educación. En este sentido, ha destacado que la privación de este derecho fundamental no supone solo no poder ir a la escuela, sino que «priva de aprender otras cosas, como la igualdad, el respeto a la cultura, a la tradición o a las distintas religiones».

Malala ha recordado cómo decidió pelear por la igualdad en la educación cuando un día le prohibieron ir al colegio. «Si no puedo ir a la escuela, ¿cómo voy a ser doctora?», se preguntó, para a continuación decidir entre las dos opciones a su alcance: «guardar silencio y morir o luchar por nuestros derechos y después morir».

Así, optó por alzar la voz, que según ha recalcado, «tiene un gran poder». A su juicio, la lucha contra la injusticia y el terrorismo debe hacerse por medio de las palabras, que «son más poderosas que las pistolas».

La joven ha tenido también palabras de reconocimiento para la otra premiada, la doctora valenciana Pilar Mateo, de quien ha dicho, es «una gran mujer» y «un ejemplo a seguir».

DE LA COEXISTENCIA A LA CONVIVENCIA

Mateo ha sido premiada por su «generosidad» en la aplicación de la investigación para luchar contra enfermedades endémicas como la malaria o el mal de Chagas en zonas deprimidas del planeta gracias a la técnica de microencapsulación polímerica de doble solución, que ha dado lugar a pinturas insecticidas que cercan el contagio de estas enfermedades a través de los mosquitos.

La doctora ha abogado en su discurso por pasar de una sociedad de «coexistencia» a otra de «convivencia» que respete y garantice los derechos fundamentales de todos y, tras repasar su carrera, ha alertado de que «reducir la capacidad científica de un país nos empobrece», del mismo modo que «rechazar el contacto con los diferentes nos empobrece individualmente».

Mateo ha apelado a la convivencia y a la responsabilidad colectiva ante el sufrimiento humano, al tiempo que ha recordado que, tal y como ha señalado el Papa Francisco, la desigualdad y la exclusión social «dificultan» este camino.

«DOS GRANDES FIGURAS DE NUESTRO TIEMPO»

Por su parte, el presidente del jurado en esta edición, Pío García-Escudero, se ha referido a las premiadas como «dos grandes referencias universales» y «dos grandes figuras de nuestro tiempo», a las que ha reconocido su valentía por pertenecer a ese grupo de personas que «no se resignan» y «se comprometen con determinación a mejorar el mundo» sin esperar «que otro se haga cargo».

Al respecto, ha resaltado que este camino de no dejarse «arrastrar por la corriente y ser sujetos pasivos» implica «esfuerzos, incomodidades y sacrificios», pero al mismo tiempo «nos hace más libres y más dignos como seres humanos».

De Malala, García-Escudero ha destacado su «mensaje de denuncia y esperanza» en defensa del acceso universal a la educación, mientras que de Pilar Mateo ha señalado que «además de una gran científica, es una mujer con gran iniciativa».

MEJORAR LA CALIDAD DE VIDA

Por su parte, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, ha destacado que ambas han conseguido, en ámbitos muy distintos, «abrir la puerta a la mejora de la calidad de vida en lugares en los que la desigualdad continúa sigue siendo una realidad cotidiana».

«Esta sociedad se levanta cada día con enorme fuerza gracias a personas como Pilar Mateo o Malala Yousafzai, que afrontan individualmente obstáculos y barreras complicadas para perseguir un bien común», ha indicado.

RECUERDO A SUÁREZ

En la ceremonia de entrega de los premios ha habido también un hueco para el recuerdo al recientemente fallecido expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, que en 1995 recibió el III Premio de Convivencia.

El presidente de la Fundación Profesor Manuel Broseta, Rafael Ferrando, ha recordado las palabras de Suárez cuando recogió el galardón, mientras que García-Escudero ha destacado el compromiso del expresidente «con la paz y la concordia, su apuesta por el diálogo y la tolerancia basada en el respeto mutuo», y Alberto Fabra ha subrayado su papel «decisivo» en la Transición.

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