Indica que Alfonso aparece «indiscutiblemente unido» a la administración de lorazepam y Porto incurre en contradicciones con las pruebas.
El fiscal que lleva el caso de la muerte de Asunta Basterra, Jorge Fernández de Aranguiz, ha modificado este jueves, en la penúltima jornada de juicio, sus conclusiones provisionales, admitiendo que Rosario Porto pudo haber asfixiado en solitario a la niña el 21 de septiembre de 2013, aunque ha condicionado este hecho a un «acuerdo» alcanzado previamente entre ambos padres y ha vinculado a Alfonso Basterra con los episodios de sedación anteriores y con la administración de lorazepam el día del crimen.
Así lo ha confirmado durante su intervención en la primera jornada de conclusiones definitivas que podrá el punto final a las tres semanas de juicio para esclarecer el asesinato de la menor.
En este sentido, y aunque ha mantenido los 18 años de prisión que pide para cada uno de los padres de Asunta, el fiscal ha modificado la redacción de un párrafo para asegurar que «en un momento comprendido entre que -Asunta– fue llevada a Montouto y las 20.00 horas ambos, o al menos Rosario Porto, en ejecución del plan preconcebido, las asfixiaron hasta causarle la muerte».
Con este cambio abarca una de las incógnitas que ha dejado este juicio, la que no puede situar a Alfonso Basterra en la casa de Montouto en la que los investigadores creen que se produjo la muerte durante aquella tarde, dado que no fue visto por los vecinos ni grabado por ninguna cámara, a diferencia de Porto.
No obstante, el fiscal tampoco descarta que el acusado estuviese esa tarde en Teo y que fuese «más listo» que Porto y lo vincula de forma contundente al crimen con la sedación «tóxica» que se administró ese día a Asunta y con los episodios anteriores de suministro de lorazepam. «En derecho, tan asesino es quien dispara el fusil como quien agarra», ha ejemplificado.
IDEAS ESENCIALES
Para Jorge Fernández de Aranguiz, las «ideas esenciales» que han quedado patentes durante el juicio son que la víctima «muere porque la asfixian» aprovechando «que no podía defenderse», y que en ese momento está «en compañía de su madre» –«y no descarto que de su padre», ha dicho–.
Para ello, ha contado, le dieron «de 27 pastillas -de Orfidal– para arriba» con la finalidad de «matarla», algo que ocurrió «cuando estaba en compañía de ambos». Los datos del cabello de la niña, que evidencian que «la habían drogado varias veces» antes apuntan a que hay «un acuerdo de los acusados».
Entre otros datos de relevancia, ha recordado que «no hay una agresión sexual», que «no hay evidencia de la participación de un tercero» y que «Rosario mintió sobre lo que había hecho esa tarde».
Sobre este último punto, el fiscal ha atribuido a los padres de Asunta una «memoria selectiva», informando detalladamente de lo que hicieron en algunos momentos de los días anteriores a la muerte de Asunta, o recordando el «precio concreto de un violín», pero olvidando detalles de las primeras horas de su desaparición, «las más cruciales».
SEDACIÓN SIN EXPLICACIÓN
El fiscal ha cuestionado en particular la falta de explicación de los padres a los episodios de sedación que experimentó la niña y que evidencian los análisis de su pelo en los tres a cuatro meses anteriores y ha apuntado que ambos «están juntos desde el principio hasta el fin».
«El suministro previo del medicamento requiere de una explicación suficiente que de momento no se ha dado y siguen sin darla», ha apuntado el fiscal, que ha criticado que ambos padres no aclaren ciertas cuestiones cuando hay tanta «carga probatoria» y se dediquen a «lanzarse piropos» durante el juicio en lo que ve una estrategia «concordada».
A la sedación, tanto de ese día como de fechas anteriores, «aparece indiscutiblemente unido Alfonso», comenzando por las grandes compras de Orfidal durante el mes de julio, antes de que Porto tuviese pautado este fármaco.
Al mismo tiempo, ha cuestionado su actitud hacia Porto durante el juicio, en el que ha llegado a «piropearla» como madre, y ha criticado que, de no tener nada que ver en el caso, no «se rebele» ante las evidencias del juicio «si fue sólo cosa de su exmujer».
Fernández de Aranguiz no ve una «explicación alternativa» a la participación de Basterra en las sedaciones y, en su opinión, el crimen estuvo motivado porque Asunta «estorbaba» a Rosario para iniciar su nueva vida y Alfonso «buscaba recuperar» a su exmujer y con ella «su modus vivendi» acomodado.
ENSAYO DÍA 17
Para el fiscal, el martes 17 de septiembre tuvo lugar en la vivienda de Teo un «ensayo» del crimen. No obstante, ha apuntado, ante la exhibición de los datos de la alarma de la casa de Montouto, que estuvo desconectada entre las 19.35 y las 22.41 horas de ese día –a horas «muy similares» del 21–, ambos padres «se escabullen» y niegan haber ido allí.
También ha sacado a colación las declaraciones de la niña a sus profesoras, a las que dijo que su madre le daba unos «polvos blancos», y ha puesto de relevancia la poca probabilidad de que un tercero «drogase repetidamente durante todo este periodo de tiempo» a Asunta. Sobre la alergia que en teoría padecía «no hay ningún dato», ha criticado el fiscal.
OBJETOS DESAPARECIDOS
El dictamen del forense establece que Asunta murió por asfixia con un «objeto blando» que «pudo ser el conjunto de pañuelos y mascarilla» encontrados en la papelera u otro elemento. En este sentido, el fiscal ha recordado que en la habitación donde se cree que murió «falta la funda de la almohada» y los investigadores son conscientes de que «han desaparecido más objetos», como las alfombrillas del coche de Porto o el calzado de la víctima.
La autopsia, ha recordado, también ha «dado luz» sobre el hecho de que Asunta «fue arrastrada» y atada, bien antemortem –«para inmobilizarla»– o postmortem –«para facilitar el traslado»–. Lo que no deja lugar a dudas, para el fiscal, es que cuando murió, entre las 16.00 y las 20.00 horas, «estaba en compañía de su madre» y ha descartado que el fallecimiento fuese en un momento «más tardío», ya que no había terminado la digestión.
Aranguiz ha defendido ante el jurado que la víctima estaba «en compañía de la madre, entre otras cosas porque no hace el recorrido que dice que hace» para dejarla de vuelta en Santiago, ya que no la graban las cámaras de la gasolinera ante la que ella misma afirma que pasa en dos ocasiones.
Aunque Alfonso Basterra asegura que pasa toda esa tarde en su casa, el fiscal ha recordado el testimonio de una joven, antigua compañera de Asunta, que dice haberlo visto en la calle con ella, en una hora próxima al viaje a Teo. «¿Fue más listo que ella?», ha sugerido al jurado.
NERVIOSISMO DE ROSARIO
En su informe, el fiscal se ha mostrado convencido de que el cuerpo de Asunta fue trasladado a la pista forestal de Feros en el coche de Rosario, ya que el ADN de la niña se encontró en la moqueta del suelo de la parte trasera.
Asimismo, ha recordado que un vecino que vio salir a Porto de la vivienda de Montouto cerca de las 21.00 horas de esa tarde mencionó el «nerviosismo» de la acusada porque, al parecer, tenía a Asunta sola en Santiago.
Sin embargo, ha incidido que en el último recorrido a Santiago, a pesar de que tenía prisa por llegar a casa por la niña, no fue directamente a su domicilio. Por el contrario, y dado que «ya tenía la experiencia de que la había pillado una cámara de una gasolinera», dijo que al llegar al cruce tomó dirección a Teo –y a la pista forestal– para pasar ante una gasolinera a la que finalmente no entró y, hacia Santiago, volvió hasta las inmediaciones del Decatlhon, aunque no llegó a entrar.
«¿Por qué se entretiene en la gasolinera y yendo hacia el Decatlhón si tiene prisa por la niña?. Porque tiene que dar una explicación de porque tardó más en la vuelta que en la ida», ha apuntado el fiscal.