Un gesto cotidiano como repasar el timeline de Twitter o actualizar un encendido debate en el grupo de amigos de Whatsapp se convierte para una persona ciega en toda una aventura: no basta un golpe de dedo y un vistazo a la pantalla, han de escuchar cómo una voz les narra todos y cada uno de los mensajes que aparecen en ese momento antes de poder decidir si alguno tiene interés.
Lo explican a Europa Press el desarrollador y CTO de Konektik, Javier Rodríguez; y la community manager y bloguera Eva González, ambos ciegos y expertos en mundo digital que, siendo usuarios avanzados, siguen tenido que recurrir a la ayuda de terceros para desenvolverse en según qué situaciones, como crear una cuenta en Facebook, conocer el impacto que ha tenido un tuit o actualizar sus contenidos en WordPress.
Coinciden en que, en general, la experiencia en ‘smartphone’ y en particular, los de Apple, es mejor que en el ordenador, donde la navegación puede estar supeditada al uso del ratón. Se manejan con una herramienta que va recitándoles lo que encuentra en la pantalla y se desplazan con el cursor, pero este no siempre recorre todos los campos. En el teléfono, por contra, todo se describe, incluso los ‘emojis’, y todo se maneja con el dedo: un toque para saber qué hay, dos toques para aceptarlo.
Sin embargo, puede ser «una locura», como dice González, porque «hay que escuchar toda la pantalla, no puede ser a un golpe de vista», por lo que en Twitter hay que seleccionar con cuidado las cuentas que se siguen para no perder el tiempo y en Whatsapp, prestar atención para no perderse en la conversación. «Tienes que ir tocando la pantalla para ir ‘leyéndolo’ todo. Para escribir es igual, le das a la ‘a’ y cuando sabes que es una ‘a’, aceptas. Ahora con el dictado, la cosa mejora», apunta.
«Utilizamos tecnologías de asistencia, como un tipo de software que nos lee la información que aparece en pantalla o el magnificador, que tiene un zoom que aumenta determinadas zonas de la pantalla para personas que tienen resto visual –añade Rodríguez–. Puedes pensar que si existe esta tecnología no hay problema para acceder a la información. La cuestión es que el modo en que se sirve esa información no es siempre compatible con esta tecnología», explica Rodríguez.
Lo dice con conocimiento de causa. Perdió la vista a los 20 años, cuando estaba en primer curso de Ingeniería de las Telecomunicaciones. Eran los años 90 y la accesibilidad, todavía muy limitada. Ahora, como desarrollador, es uno de los padres de DANOK, un sistema que permite al usuario saber desde su móvil qué tiene alrededor, tanto en la calle (una panadería a la derecha, un kiosco al lado) como en espacios cerrados (sala de exposiciones, aseos, andenes). Se presenta en el CENTAC el 5 de noviembre.
«Twitter es un problema, como lo es Whatsapp. La información que va apareciendo en tiempo real es un problema para usuarios ciegos pero también es un reto para los desarrolladores de software. Lo que sucede es que a medida que van mejorando las herramientas de desarrollo y programación, puedes hacer más cosas y ofrecer más funciones a los usuarios de forma más sencilla», afirma.
Eva González utiliza sobre todo Facebook y Twitter, por encima de Instagram que es visual. Reconoce que «hay determinadas» tareas propias de su puesto de community que no puede hacer por sí misma, como poner en marcha una campaña porque los formularios a cumplimentar no son accesibles. Tiene que pedir a un compañero que le ayude. Le ocurre igual para subir fotos, necesita que quien las ha hecho, se las describa.
«Muchas veces tenía que llamar a mi marido a su trabajo para pedirle que por favor entrase a subirme un contenido o etiquetarme algo. Necesitas siempre ayuda porque tú eres autónoma hasta que las herramientas te impiden serlo», explica.
«SE SACRIFICA LA EXPERIENCIA DEL USUARIO CIEGO»
Coinciden en que el problema está en el origen, en el diseño, porque aparecen nuevas herramientas que de serie, no son accesibles. «Es algo que me preocupa especialmente porque ha ido empeorando con el paso del tiempo. En el momento en que una empresa quiere ofrecer una determinada función porque es puntera, hay muchas probabilidades de que no sea accesible y quede en manos del desarrollador buscarle o no remedio», afirma.
Opina que los creadores de esas funciones nuevas omiten la accesibilidad aunque sea «sencillísimo y tecnológicamente posible» introducirla, por «la disyuntiva entre la rapidez a la hora de desarrollar y la accesibilidad del resultado». Apunta además al «desconocimiento», porque, dice, «a los programadores que no tienen experiencia con personas ciegas o no lo son les cuesta» entender las necesidades del otro.
Con todo, considera que «en general, se sacrifica la experiencia del usuario ciego por mejorar la experiencia del usuario que no tiene discapacidad» y pone un ejemplo: si al publicar una imagen en una red el autor estuviera obligado a describirla perdería tiempo (o espacio en caracteres) y sería menos ágil, pero la persona ciega podría enterarse de su contenido. «A esa información no podemos acceder porque no tenemos un software lo suficientemente potente como para interpretar imágenes y describirlas», comenta.
Esta es precisamente la premisa que ha seguido González para abrir su blog, ‘modaalavista.com’, un espacio en el que ofrece sus looks describiendo hasta el mínimo detalle de cada prenda. «No vale con decir llevo unos vaqueros, tengo que decir que son de corte recto, con cinco bolsillos, que tipo de color tienen, para que la otra persona pueda hacerse a la idea», explica. Eso sí, ha necesitado ayuda para diseñar en WordPress porque no es accesible, y sigue dependiendo de un tercero para actualizar los contenidos.
A Rodríguez le «preocupa» la tendencia y «no sólo por cuestiones laborales». Explica que Google ha creado su propio entorno de desarrollo con una herramienta para la creación de aplicaciones para Android que «no es accesible». «Si la herramienta para desarrollar no es accesible para personas ciegas, va a ser muy complicado que quienes la utilizan puedan tener en cuenta cuestiones de accesibilidad universal», señala.