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jueves, 28 marzo 2024
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La LOREG, los plazos y la «poca diligencia» consular van a dejar a miles de emigrantes sin votar, según expertos

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Juristas y emigrantes denuncian que desde que se modificó la Ley Electoral (LOREG) en 2011, participar en unos comicios para los españoles que viven en el exterior es una «carrera de obstáculos» que los plazos, demasiado ajustados, y la «poca diligencia» de los consulados pueden acabar convirtiendo en insalvable privando de un derecho fundamental a cerca de dos millones de ciudadanos residentes en otros países.

Es la reclamación que desde la modificación de la LOREG viene haciendo la Marea Granate y que la Plataforma Dos Millones De Votos vuelve a poner sobre la mesa ante la convocatoria de elecciones generales para el 20 de diciembre, una cita a la que afirman, miles de españoles no van a poder acudir porque o no reciben en tiempo y forma la información y documentación necesaria o no tienen posibilidad de cumplimentar los trámites, presenciales.

Según explica el jurista Jacinto Lara, presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de España, con la reforma se modificó el artículo 75 introduciendo el ‘voto rogado’, es decir, se impuso como condición para votar que el expatriado manifieste ante la autoridad consular su intención de hacerlo. Se estableció un sistema en tres pasos: registrarse como residente en el exterior, solicitar el voto y una vez recibida la documentación, remitirla a España por correo certificado.

Sin embargo, el proceso no resultó ser tan sencillo y el cambio se tradujo en una caída de la participación: mientras en las generales de 2008 votó el 32% de los emigrantes, en las de 2011 fueron el 5%. «En las convocatorias de elecciones europeas, municipales y autonómicas que se han celebrado desde entonces la participación ha sido aún menor, aunque el Censo de Residentes Ausentes (CERA) se ha incrementado exponencialmente por la mayor emigración económica de españoles», explica Lara.

La razón, además de una reforma que «afecta gravemente a un derecho fundamental reconocido en la Constitución y resulta impropia de un Estado democrático», las «trabas burocráticas y obstáculos» que de ella se derivan. Señala «desinformación en los propios consulados» que, asegura, «no están siendo todo lo diligentes que deberían».

Lara incide en que «no se activan adecuadamente para facilitar y promover el ejercicio del derecho a voto», como cuando deniegan la inscripción como «residente temporal» a una persona que lleva más de un año fuera de España aunque ni la LOREG ni el Real Decreto que la desarrolla imponen que deban hacerlo.

«Todo esto se enmarca además en un procedimiento que son esos tres pasos pero con unos plazos cortísimos. Sucede que aunque vayas superando todos los obstáculos, te puedes encontrar con que solicitas el voto, se te envía la documentación y ésta te llega tarde, como de hecho está pasando, o te llega incompleta, o que no tengas plazos de reclamación», denuncia el jurista.

Lara afirma que se trata de «una situación bastante generalizada» a la que se suman «los problemas específicos» de cada país de residencia, como aquellos donde no hay representación consular. Es el caso de Georgia, donde vive el cooperante español Ioseba Amatriain, y que depende del consulado de Ankara, en Turquía. Cuenta a Europa Press que ha vivido en cuatro países distintos desde que se reformó la LOREG y no ha conseguido votar en ninguna convocatoria, y no por falta de ganas.

«Creo en la democracia y considero que mi derecho al voto es una obligación como ciudadano. Desgraciadamente, en el actual sistema político español el derecho al voto no es una prioridad, aunque es prácticamente el único medio que tenemos de dar nuestra opinión e influir directamente en la clase política. Para mi es esencial al menos, votar, un derecho básico en cualquier democracia, excepto en la española», denuncia.

NO COGEN EL TELÉFONO, NO CONTESTAN AL EMAIL

Añade a la ecuación que es «prácticamente imposible» que el consulado «conteste a un email o coja el teléfono», lo que traba la tarea de inscribirse en un plazo que este año ha sido del 2 al 9 de noviembre. En las municipales directamente se quedó fuera porque llegó al país un mes antes de la convocatoria y el periodo de inscripción en el censo ya estaba cerrado.

«Ahora les he mandado todos los documentos necesarios para registrarme como no residente de manera telemática, que no es fácil porque he necesitado un notario, pero aún en el caso de que consiga inscribirme voy a tener que pedir el voto de manera presencial, así que voy a tener que pedir dos días de permiso en mi trabajo y pagar de mi bolsillo un viaje a Estambul», denuncia. Tiene para hacerlo hasta el 21 de noviembre, cuando se cerrará el plazo.

Quedaría el último paso, recibir la documentación y reenviarla a España. «A mes y medio de las generales no quedan muchas opciones para casos como el mío. En los países en los que he tenido acceso a una embajada/consulado y he podido registrarme y pedir el voto, como en Filipinas y Colombia, las papeletas de votación me llegaron fuera de plazo y no pude votar aunque había seguido el procedimiento», explica.

Piensa en «lo fácil que sería» en «la era de las comunicaciones» promover el voto telemático para los residentes en el exterior o, por lo menos, habilitar las embajadas de otros países de la Unión Europea para poder realizar los trámites en sus dependencias, pero duda de que exista voluntad política. Lamenta que en el caso de España «ni siquiera se pueda votar cada cuatro años».

CIENTOS DE CONSULTAS

«Cuando, elección tras elección, veo que mi país cambia, decide qué rumbo tomar, sufre por decisiones políticas, evoluciona, y yo no puedo formar parte de estos procesos, es totalmente desmotivador y frustrante. Dejo de sentirme ciudadano. Las obligaciones siguen ahí, yo tengo que pagar mis impuestos como todos, pero los derechos desaparecen. En una época como la que España está viviendo, quiero que mi voz también sea escuchada», añade.

Víctor Casanova, uno de los cinco promotores de la Plataforma Dos Millones de Votos, vive en Nueva York, tiene el consulado a mano y sin embargo, comparte «frustración» por un sistema «lioso» y «opaco». Empezó la organización con un manifiesto de la mano de medio centenar de juristas. En su primera semana online, ya habían recibido «más de doscientas adhesiones» y un aluvión de preguntas sobre el procedimiento.

«Es sorprendente. La gente está desesperada. Además de que con las elecciones generales hay mucho interés, hay un sentimiento de urgencia y ante la necesidad de encontrar información, recibimos muchísimas consultas que creemos que deberían responder los consulados, pero no lo están haciendo», asegura.

Apunta como Lara y Amatriain que hay medidas que se pueden adoptar ya dictando instrucciones a los consulados, pero incide al igual que ellos en que la solución pasa por revertir la reforma de la LOREG para «devolver el derecho» a voto a todos estos ciudadanos expatriados.

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