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sábado, 20 abril 2024
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Familias por gestación subrogada piden la regulación frente a la «caverna moralista» de feministas y ultraconservadores

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Creen que así se acabaría con las malas prácticas y con el «limbo jurídico» en el que se encuentran muchos niños.

Familias por gestación subrogada, agrupadas en la asociación Son Nuestros Hijos (SNH), integrada por más de 400, reclaman a los partidos políticos la regulación en España de esta técnica y que hagan frente a la «caverna moralista de feministas y ultraconservadores».

Sostienen que así se acabaría con la mala praxis que, a su juicio, llevan a cabo algunas agencias en España que tramitan estos procesos de forma fraudulenta y también se pondría fin a los problemas de filiación con los que se encuentran muchas parejas al llegar con sus hijos gestados en otros países. Defienden que es «una técnica reproductiva más» como la fecundación in vitro, que «ya nadie cuestiona».

Así lo ha indicado en una entrevista con Europa Press el vicepresidente y fundador de esta organización, Antonio Vila Coro, que tuvo una hija en 2010, gestada por una mujer en Estados Unidos hace ya siete años. El y su marido Juan fueron los primeros en visibilizar su caso tras encontrarse, a su llegada a España, con que no podían inscribir a su hija en el Registro Civil.

A su juicio, los partidos políticos tienen que ponerse de acuerdo. Salvo Ciudadanos, el resto muestran división interna con posturas encontradas, como es el caso del PP, donde algunos dirigentes se han mostrado públicamente partidarios de regular esta técnica frente a la opinión de miembros más conservadores, que consideran que se trata de una forma de explotación de la mujer, contraria a los derechos humanos.

«Ultraconservadores y feministas dan los mismos argumentos contra la gestación subrogada», señala Vila Coro, para añadir que el «lío monumental» que tienen los socialistas en el seno del partido en este momento no facilita el debate. Considera, además, que el sector feminista de esta formación, que se opone a la gestación subrogada, tiene «mucho peso».

Frente a la opinión de algunas organizaciones autodenominadas ‘provida’ y las feministas, que sostienen que las parejas que recurren a la gestación subrogada podrían adoptar en lugar de «alquilar vientres», Vila Coro advierte de que se trata de dos temas «muy distintos».

A su juicio, la adopción es un mecanismo de protección de la infancia, que tiene como objetivo «encontrar una familia a un niño y no al revés», mientras que la gestación subrogada es «una técnica de reproducción asistida» a la que recurren quienes quieren tener un hijo y no pueden por motivos físicos y biológicos.

«¿Por qué nos acusan de egoístas por no adoptar?», señala Vila Coro, que recuerda que hay muchas parejas que no son aptas para la adopción por el hecho, por ejemplo, de haber padecido cáncer uno de los progenitores. También se pregunta por qué no se cuestiona a quienes recurren a la fecundación in vitro. «¿Por qué nos tenemos que justificar?», apostilla.

«HAY MUCHA DESINFORMACIÓN»

Sonia Ruano, superviviente de cáncer, una enfermedad cuyas consecuencias le impidieron tener hijos por sí misma, acabó recurriendo a la gestación subrogada junto a su marido Javier, «gracias a una mujer de Chicago, que decidió gestar a nuestras hijas (ahora de diez meses) de forma absolutamente voluntaria y como un acto de generosidad».

Ruano quiere desmontar el «mito» que, a su juicio, existe sobre las mujeres gestantes, que en la «gran mayoría» de los casos se someten «voluntariamente» a estos procesos «para ayudar a los demás». Kristin, su gestante, y Brian, su marido, tienen una buena situación profesional y económica, además de unas gemelas de dos años.

«Sólo salen a la luz unos casos horribles, que los hay, de mujeres que son engañadas y explotadas», advierte, para añadir que «no son en absoluto la mayoría» y que, precisamente, con la legalización de esta práctica se evitarían las irregularidades y se acabaría con las empresas que se aprovechan tanto de las parejas que quieren tener un hijo como de las mujeres que están dispuestas a gestarlo solo por dinero. «Hay mucha desinformación», añade.

Ruano argumenta que la gestación subrogada no solo es para gente con dinero y explica que la mayoría pide créditos y se hipoteca para afrontar los gastos que supone este proceso. Cree que tiene que haber una compensación económica para la mujer que se presta a gestar a niños por el riesgo físico que supone el embarazo y el parto y por el tiempo que dejan de trabajar. Opina que la cantidad debe estar regulada, como ocurre en la donación de esperma o de óvulos.

«Recurrir a la gestación subrogada es un proceso muy duro económica y sobre todo emocionalmente, que te lleva a cuestionarte continuamente por qué tienes que pasar por esto tan lejos de España, que encima es un país referente en reproducción asistida y cuenta con los mejores médicos, abogados y psicólogos», lamenta.

Esta madre de gemelas apuesta por adaptar en España los modelos norteamericano y canadiense, en los que se hace una evaluación psicológica, psicosocial y de todo tipo a las parejas que quieren someterse a esta técnica, así como a las mujeres que se ofrecen para gestar. Explica que, de esta forma, las dos partes se someten a este procedimiento con todas las garantías.

«El debate está en la calle y es responsabilidad de nuestros políticos tomar el pulso a la sociedad porque la gestación subrogada viene para quedarse», avisa, para concluir que está convencida de que en España hay muchas mujeres que estarían dispuestas a hacer este «regalo» a otras personas.

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