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jueves, 25 abril 2024
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Los católicos celebrarán el miércoles el inicio de la Cuaresma, 40 días marcados por el ayuno y la abstinencia de carne

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Los católicos celebrarán este 1 de marzo, Miércoles de Ceniza, el comienzo de la Cuaresma, 40 días marcados por el ayuno, la abstinencia, la oración y la limosna, en los que los fieles se preparan para celebrar la Pascua de Resurrección.

Según explica el secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), José María Gil Tamayo, la práctica del ayuno y la abstinencia de carne unidas a este tiempo litúrgico han sido consideradas a lo largo de los siglos expresión de penitencia y conversión. «Han calado profundamente no sólo en manifestaciones de religiosidad popular, sino también en la cultura y hasta en la gastronomía de nuestros pueblos y naciones cristianas», subraya Gil Tamayo.

En concreto, el portavoz de la CEE explica a través de un gráfico publicado en su cuenta de Twitter, que son días de ayuno el Miércoles de Ceniza y el Viernes Santo. En estas jornadas, se permite una sola comida al día y algo ligero por la mañana y por la noche. Tienen obligación de ayunar los católicos con edades comprendidas entre los 18 y los 59 años, excepto enfermos, mujeres embarazadas o en etapa de lactancia.

Por otro lado, los días de abstinencia, en los que no se puede comer carne, según una antigua práctica del pueblo cristiano, son: el Miércoles de Ceniza, el Viernes Santo y el resto de viernes de la Cuaresma. A diferencia del ayuno, esta práctica es obligatoria para todos los católicos a partir de los 14 años.

La práctica del ayuno surgió a mediados del siglo II, cuando se fijó la fecha pascual y las Iglesias de Oriente y Occidente establecieron la realización de un ‘gran ayuno’ para poder preparar la Pascua de manera adecuada.

La Cuaresma comenzó con un ayuno comunitario de dos días: el Viernes y el Sábado Santo. En el siglo III, la práctica se prolonga a las tres semanas anteriores a la Pascua, y en el siglo siguiente se toma el modelo de Jesucristo en el desierto donde ayunó cuarenta días y cuarenta noches.

Una vez establecidos los cuarentas días de duración de la Cuaresma, la dificultad fue cuándo empezar a contar los días. Ordenados desde el Jueves Santo, el tiempo cuaresmal debía empezar el primer domingo de Cuaresma, pero los domingos, al recordar la Resurrección son días de alegría, y no podían ser considerados días de ayuno.

IMPOSICIÓN DE LA CENIZA

Para salvar este obstáculo y mantener los cuarenta días exactos de ayuno, se recurrió a comenzar la Cuaresma el miércoles anterior al primer domingo, que pasaría a llamarse ‘Miércoles de ceniza’, en el que el sacerdote impone la ceniza en la cabeza de los fieles para exteriorizar «la condición frágil y pecadora del hombre».

Si a lo largo de los siglos ha sido variable el cómputo de los días cuaresmales, no menos diversas han sido las formas de practicar el ayuno cuaresmal. Con «más o menos severidad», siempre ha consistido en comer una sola vez al día pero, si bien en los primeros siglos se solía hacer esta comida por la tarde, a partir de la Edad Media, comenzó a hacerse a mediodía.

Al principio el ayuno cuaresmal llevaba consigo también la abstinencia de ciertos alimentos, sobre todo de la carne y de lo que proviniera del mundo animal, de los huevos y productos lácteos así como del vino. La no referencia al pescado en la práctica primitiva hizo pensar que no entraba entre los alimentos prohibidos durante la Cuaresma, costumbre que hoy pervive.

EL SENTIDO PRIMITIVO DEL AYUNO

No obstante, en aquella época, el ayuno comportaba algo más que la mera privación de alimentos y los otros dos elementos fundamentales eran la oración y el ejercicio de obras de caridad, sobre todo, la limosna.

Mientras las Iglesias de Oriente han conservado mejor el sentido del ayuno cuaresmal primitivo, en Occidente, con el paso del tiempo «se ha ido perdiendo de vista su profundo sentido original» y se han sucedido privilegios, dispensas, mitigaciones y distinciones entre el ayuno y la abstinencia.

Por ello, y siguiendo las indicaciones del Concilio Vaticano II, en 1966 el Papa Pablo VI estableció en la Constitución ‘Penitemini’ la práctica actual del ayuno y la abstinencia cuaresmal que después quedaría plasmada en el vigente Código de Derecho Canónico.

ORACIÓN Y OBRAS DE CARIDAD

En concreto, este señala que «todos lo fieles, cada uno a su modo, están obligados por ley divina a hacer penitencia» y fija unos días «en los que se dediquen de manera especial a la oración, realicen obras de piedad y de caridad y se nieguen a sí mismos, cumpliendo con mayor fidelidad sus propias obligaciones y, sobre todo, observando el ayuno y la abstinencia». Los días y tiempos penitenciales señalados son «todos los viernes del año y el tiempo de Cuaresma».

Aparte de la abstinencia de carne los viernes de Cuaresma, con respecto a la práctica del ayuno y la abstinencia en un mismo día se especifica en el Código que ambos «se guardarán el miércoles de Ceniza y el Viernes Santo». Además, deja en manos de las Conferencias Episcopales que éstas determinen «con más detalle el modo de observar el ayuno y la abstinencia, así como sustituirlos en todo o en parte por otras formas de penitencia, sobre todo por obras de caridad y prácticas de piedad».

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