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jueves, 28 marzo 2024
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Condenada a trece años de cárcel por obligar a una mujer a ejercer la prostitución en Marconi

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La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a trece años de cárcel a una mujer por estafar a la víctima, en situación irregular, con una falsa deuda contraída con una organización criminal y obligarla a ejercer la prostitución en el polígono de Marconi durante más de tres años.

Así consta en una sentencia, a la que tuvo acceso Europa Press, en la que los magistrados absuelven al otro acusado, compañero sentimental de la condenada, de los delitos de prostitución y explotación sexual por los que venía siendo acusado.

Los hechos probados en la sentencia dan cuenta del plan que elaboró la condenada, Rosa Alejandría A. S. para someter a su voluntad a la víctima, de nacionalidad ecuatoriana y en situación irregular en España, a la que con todo tipo de «engaños y triquiñuelas» convenció de que debía más de 70.00 euros a una organización criminal y que si no satisfacía la deuda, estas personas atentarían contra la vida e integridad de sus hijos y familiares.

Ante el temor generado por las amenazas, la víctima empezó a recaudar dinero entre sus allegados, que incluso pidieron créditos y vendieron joyas, hasta conseguir una cifra próxima a los 50.000 euros.

Era tal el temor en el que vivía la familia, que el marido de la víctima se fue y se llevó a los hijos, y la mujer se quedó sola en la casa, prácticamente con el único contacto que mantenía con la condenada.

EXPLOTACIÓN SEXUAL

Dado que la deuda no estaba totalmente satisfecha y que conseguir más dinero de la familia de la víctima resultaba ya imposible pues los había exprimido hasta la saciedad, Rosa Alejandría decidió explotar a la víctima obligándola a ejercer la prostitución en el polígono Marconi, donde, supuestamente, estaría vigilada en todo momento por miembros de la organización criminal a la que debía el dinero.

Le dio un teléfono (que ellos vigilaban), una libreta (donde debía apuntar las entradas y salidas de dinero) y le impuso el pago mínimo semanal de 1.400 euros, cantidad que difícilmente alcanzaba prostituyéndose desde las diez de la mañana hasta la madrugada del día siguiente, por lo que la deuda en vez de menguar seguía creciendo.

Era tal la situación de pobreza a que esta situación la condujo, que vivía en su casa en la absoluta miseria, sin gas, agua y luz, que le cortaron por impago. Para entonces, año 2014, ya llevaba tres años así. Y en estas, se quedó embarazada tras haber mantenido relaciones con un cliente en las que se rompió el preservativo.

Le pidió a Rosa que le solicitara a la ‘organización’ permiso para tomar la píldora del ‘día después’, a lo que la condenada se opuso, como también se opuso después a que interrumpiera el embarazado bajo la excusa de que la ‘organización’ no lo permitía mientras no estuviera saldada la deuda.

Sin recibir asistencia alguna, y pernoctando algunas noches incluso en un coche, siguió trabajando hasta el momento en que dio a luz. Forzada por la acusada, la víctima entregó al niño en adopción.

Finalmente, y tras otros episodios en los que la condenada logró sacarle más dinero, la víctima fue liberada por la policía. Ya le había dado a Rosa Alejandría 92.000 euros.

Los familiares y allegados de la víctima se encuentran actualmente en una situación de absoluta penuria económica y siguen devolviendo el importe de los créditos solicitados.

En la sentencia, los jueces destacan que tras la valoración de la prueba «solo cabe considerar que la acción considerada como constitutiva del delito de estafa continuada contiene todos y cada uno de los elementos que lo integran: es claramente vejatoria, produjo un padecimiento físico y psíquico y finalmente una naturaleza degradante y humillante que se enlaza con la total gratuidad de la acción».

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