La ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, ha afirmado que el sistema educativo «responsabiliza de su fracaso» a los jóvenes que abandonan los estudios, cuando es el sistema educativo el que no ofrece a los jóvenes, en su opinión, «las oportunidades que sus circunstancias requieren».
«Las palabras no son neutrales, y quizá no tendríamos que hablar de jóvenes que abandonan prematuramente el sistema educativo, sino de un sistema que pierde a los jóvenes a los que no ofrece las oportunidades que sus circunstancias requieren», ha dicho durante su intervención en un acto del Congreso Fe y Alegría celebrado este lunes 1 de octubre en el Palacio de Cibeles de Madrid.
Celaá se ha mostrado muy crítica con los índices de abandono escolar en España, que alcanzan el 18,3% y lo sitúan como el segundo país con peores cifras de Europa, ha señalado la ministra, que considera «un desafío colosal» cambiar estos datos.
«Necesitamos el talento de todos y de todas», ha defendido Celaá, proponiendo «un tratamiento diversificado adecuado a las necesidades de cada una de las personas para obtener lo mejor de ellas y que nadie se quede atrás». «Esto supone inversión», ha añadido Celaá parafraseando al estadounidense Benjamin Franklin: «La inversión en conocimiento devuelve los mejores intereses».
«Un sistema educativo tendrá calidad si es equitativo, porque solo cabe hablar de excelencia cuando el sistema educativo sitúa como prioridad la equidad», ha dicho la ministra provocando algunos aplausos en el auditorio del Palacio de Cibeles.
En ese sentido, ante el «desafío de abordar conjuntamente la mejorar del sistema educativo», Celaá ha defendido que es necesaria la contribución de «todos los actores». «Podemos ir rápido si vamos solos, pero para llegar lejos es mucho mejor ir juntos», ha proclamado.
En el acto también han participado, entre otros, el secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica y el Caribe, Juan Pablo de Laiglesia, y el arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, que en su intervención ha reivindicado la educación como «el elemento esencial para construir un mundo digno, en paz y sin guerras».
«Enseñemos a aprender a ser, a vivir y a convivir, y a participar en la vida común, es un mundo nos necesitamos los unos a los otros, en un mundo plural y multicultural», ha proclamado el arzobispo de Madrid ante los asistentes.