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jueves, 28 marzo 2024
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Sr. Chinarro: «Hay modas incomprensibles como las del reguetón o los pantalones de campana»

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Sr. Chinarro llega este miércoles 16 de enero al Teatro Barceló de Madrid -dentro del ciclo Inverfest- por un doble motivo: Presentar las canciones de su más reciente disco de estudio, Asunción (Mushroom Pillow, 2018) y recordar esas otras que forman parte de Colección permanente (Mushroom Pillow, 2018), el recopilatorio con el que celebra sus 25 años en la música.

«Un cuarto de siglo. Suena mejor que la mitad del cuarto, por ejemplo. La mitad del cuarto suena a chopped pork», plantea a Europa Press el músico, cuyo nombre real es Antonio Luque (Sevilla, 1970). Prolífico como pocos, echa ahora la vista atrás a su extensa producción asegurando, de paso: «Se puede hacer una canción al día, lo difícil es hacerla buena. Hay que intentarlo. Las hay que llegan a millones de personas. Son las Moby Dick de los que escribimos canciones. Hay que coger el arpón tanto como puedas».

Confiesa Chinarro en este punto que «tienen que pasar muchos años» para que vuelva a ponerse un disco suyo y «escucharlo con objetividad». Además, explica que él empieza «de cero cada día» y el balance solo lo hace cuando decide el repertorio de los conciertos. «Si está bien el orden, si falta alguna, si sobra otra. Cosas de músicos», apostilla con sorna, al tiempo que remata que lo que más satisfecho se siente es «de no haber tenido que estar décadas encerrado en una fábrica».

Sí que concede el sevillano, en cualquier caso, que su álbum El Fuego Amigo (El Fuego Rojo, 2005) fue un punto de inflexión en su andadura, pues pudo «dejar Acuarela Discos y aprender por fin a ser un profesional, hacer canciones con estrofa y estribillo, procurar que las metáforas se entendieran algo más, tener una discográfica con posibles y un management».

Admite también que esa etapa de su carrera, que tuvo continuidad con El mundo según (Mushroom Pillow, 2006), pudo ser la de más popularidad, pues «iba más gente a los conciertos». «No creo que fuera por moda, más bien es que fueron dos discos muy buenos seguidos», defiende.

Y aún prosigue en su reflexión: «Consuela a veces pensar que la gente es tonta, pero no lo es tanto, al menos no toda. Hay modas incomprensibles, como la del reguetón o la de los pantalones de campana, porque el aburrimiento es muy malo. Pero lo bueno es bueno siempre. Solo hay que renovarlo, actualizarlo. En al arte no existe la obsolescencia programada».

ESCENA INDEPENDIENTE

A los 25 años de su álbum de debut, plantea Chinarro que «sigue habiendo grupos bastante amateur» en la escena independiente, y añade que él prefiere a los profesionales, incluso aunque sus canciones le «resultasen menos interesantes, que tampoco es el caso».

«Me parece envidiable, en el buen sentido, lo que han logrado varios grupos de las nuevas generaciones, o casi de la mía, como el caso de Love of Lesbian. O lo pegadizas que son las canciones de Lori Meyers. Discos de debut como el de Viva Suecia, por ejemplo… Están a mucha distancia de los de los noventa. Dan trabajo a mucha gente también. Sin duda es mejor así», remarca.

Tras definirse a sí mismo como «un humilde hacedor de canciones a su manera», lamenta con ironía que las nuevas generaciones estén centradas en el trap y tengan a «chicos malos como modelo». «Ya se les pasará, yo prefería a los Sex Pistols», resalta, para luego disparar: «Lo que me da risa es que le guste el trap a gente de cierta edad. En fin, ya volverá a estar de moda el sentido del ridículo. Todo llega y todo pasa».

Sobre el momento de la música española en general, señala que «hay muchos programas de televisión que se dedican con furia al noble arte del karaoke». Y recuperando cierta solemnidad, afirma después: «Cuando ves a la gente cantando tus canciones en tu concierto sabes que lo has conseguido, que la canción ha llegado, que no están ahí por estar».

En este ambiente de karaoke colectivo, subraya Chinarro que los festivales no matarán a la creatividad «mientras mantengan las carpas de 17 a 21 horas», pues donde «siempre ha sonado lo interesante». «En los escenarios grandes a la hora del botellón ya pueden ir mirando boletines de moda. Para mí siempre fue la hora de la barra libre», remata.

En cualquier caso, reconoce que ahora hay más buena música que nunca y asegura que «es impresionante la cantidad de buenas bandas que hay por el mundo». «Ya ni miro el nombre de las bandas, me agobio. Añado las canciones a listas y cuando me suenan de varias veces ya memorizo el nombre. Por si los traen a tocar a las carpas de las cinco», sentencia.

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