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sábado, 20 abril 2024
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El Papa denuncia «el ensañamiento» social contra los pobres

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El Papa ha denunciado «el ensañamiento» y la «violencia de la arbitrariedad» que la sociedad ejerce contra los pobres cuando construye una «arquitectura hostil» para deshacerse de su presencia al tiempo que ha instado a los cristianos a devolverles la esperanza.

«Para aumentar el drama, no se les permite ver el final del túnel de la miseria. Se ha llegado hasta el punto de teorizar y realizar una arquitectura hostil para deshacerse de su presencia, incluso en las calles, últimos lugares de acogida. Deambulan de una parte a otra de la ciudad, esperando conseguir un trabajo, una casa, un poco de afecto… Cualquier posibilidad que se les ofrezca se convierte en un rayo de luz; sin embargo, incluso donde debería existir al menos la justicia, a menudo se comprueba el ensañamiento en su contra mediante la violencia de la arbitrariedad», ha señalado el Santo Padre.

Francisco hace estas reflexiones en su mensaje para la III Jornada Mundial de los pobres que la Iglesia católica celebra el próximo 17 de noviembre en el que también critica que se trata a los pobres como «desperdicios», sin que exista ningún «sentimiento de culpa» por parte de aquellos que son «cómplices en este escándalo».

«Considerados generalmente como parásitos de la sociedad, a los pobres no se les perdona ni siquiera su pobreza. Se está siempre alerta para juzgarlos. No pueden permitirse ser tímidos o desanimarse; son vistos como una amenaza o gente incapaz, sólo porque son pobres», ha remachado el Pontífice.

Asimismo, ha lamentado las «esclavitudes modernas» a las que se ven sometidos ya que muchos se ven «obligados a trabajar horas interminables bajo el sol abrasador para cosechar los frutos de la estación», pero se les recompensa con una «paga irrisoria». «No tienen seguridad en el trabajo ni condiciones humanas que les permitan sentirse iguales a los demás. Para ellos no existe el subsidio de desempleo, indemnizaciones, ni siquiera la posibilidad de enfermarse», ha recalcado.

El Papa invitado a los cristianos a devolverles la esperanza para lo que ha dicho que «basta con detenerse, sonreír, o escuchar». Así, ha pedido que se dejen de lado las estadísticas ya que los pobres «no son números a los que se pueda recurrir para alardear con obras y proyectos», sino «personas a las que hay que ir a encontrar».

Para el Papa, la cultura del encuentro tiene «una fuerza salvífica». «Los pobres se acercan a nosotros también porque les distribuimos comida, pero lo que realmente necesitan va más allá del plato caliente o del bocadillo que les ofrecemos. Los pobres necesitan nuestras manos para reincorporarse, nuestros corazones para sentir de nuevo el calor del afecto, nuestra presencia para superar la soledad. Sencillamente, ellos necesitan amor», ha expresado.

Así, ha invitado a no detenerse ante la primera «necesidad material», sino a ir más allá para descubrir la «bondad» escondida en sus corazones, prestando atención a su cultura y a sus maneras de expresarse, y así poder entablar un verdadero diálogo fraterno. «Dejemos de lado las divisiones que provienen de visiones ideológicas o políticas, fijemos la mirada en lo esencial, que no requiere muchas palabras sino una mirada de amor y una mano tendida. No olvidéis nunca que la peor discriminación que sufren los pobres es la falta de atención espiritual», ha espetado.

El Pontífice es consciente de que no es fácil ser testigos de la esperanza cristiana en el contexto de «una cultura consumista y de descarte, orientada a acrecentar el bienestar superficial y efímero» por eso ha instado a llevar a cabo «un cambio de mentalidad» para redescubrir lo esencial y darle «cuerpo y efectividad al anuncio del Reino de Dios». «El amor que da vida a la fe en Jesús no permite que sus discípulos se encierren en un individualismo asfixiante, soterrado en segmentos de intimidad espiritual, sin ninguna influencia en la vida social», ha agregado.

Finalmente, ha considerado que, aunque alcen «muchos muros» y se bloqueen «las puertas de entrada» con la ilusión de «sentirse seguros» con las propias riquezas en detrimento de los que se «quedan afuera» no será así «para siempre». «El día del Señor, tal como es descrito por los profetas, destruirá las barreras construidas entre los países y sustituirá la arrogancia de unos pocos por la solidaridad de muchos. La condición de marginación en la que se ven inmersas millones de personas no podrá durar mucho tiempo», ha concluido.

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