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sábado, 20 abril 2024
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Una española lidera en RD Congo un proyecto para sanar los traumas de la guerra y de la violencia sexual

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Un total de 869 personas, el 64% de ellas mujeres, han sido atendidas en los primeros seis meses desde la apertura del centro psicosocial MUTIMA, un proyecto de la ONGD Coopera Congo, liderada por la española Lorena Aguirre, con el que tratan de sanar los traumas de una población víctima de la guerra y de la violencia sexual.

«Vienen mujeres que se han quedado embarazadas y han perdido al niño, pero muchas vienen por violencia doméstica, porque el marido las pega o tiene otras mujeres y no da de comer a los niños. Algunas venían porque estaban tristes y cuando empezábamos a hablar de sus vidas, muchas de ellas habían sido violadas en la adolescencia y ni lo daban por un problema o lo tenían como un secreto oculto», ha explicado Aguirre en una entrevista con Europa Press.

El trabajo de esta española que hace 15 años decidió dejar atrás Madrid para construir un santuario de primates en la República Democrática del Congo, ha saltado ahora a la gran pantalla gracias al cortometraje documental ‘Mama’, de Pablo de la Chica, que ha sido seleccionado para los Goya 2022.

«Estamos muy contentos», asegura esta madrileña que ha conseguido crear un puente dentro del país africano entre sus dos pasiones, la psicología y los chimpancés, consiguiendo establecer una conexión entre naturaleza y salud mental, creando un vínculo entre los primates y las mujeres que han sufrido violencia sexual.

Precisamente, el corto ‘Mama’ narra la historia de recuperación de Mama Zawadi, una mujer que tras haber sufrido tres episodios de violaciones en su vida, ha conseguido salir adelante gracias al amor de sus ‘bebés chimpancés’, de los que es cuidadora en el santuario de Lwiro.

Este santuario de primates, donde protegen a esta especie en peligro de extinción se enmarca en un proyecto de conservación comunitaria impulsado por Lorena Aguirre, por medio del cual también han ayudado a la comunidad en todas sus necesidades, ya sea rehabilitar colegios o reparar un puente.

Durante este periodo, Aguirre se dio cuenta de que en Lwiro había muchas personas que necesitaban ayuda para sanar sus problemas de salud mental y, por ello, esta se ha convertido en la base de todos sus proyectos. «Es gente que realmente vive en una situación de inseguridad constante, están en estado de alarma, de supervivencia», explica.

LA NATURALEZA COMO TERAPIA

Desde entonces, ha puesto en marcha diferentes programas, entre ellos, uno de atención a menores víctimas de violencia sexual a las que estuvieron prestando atención psicológica y médica, así como escolarización y actividades de ocio terapéutico a través de la naturaleza y del santuario de chimpancés.

A raíz de este programa, empezaron a atender a más niñas víctimas de violencia sexual, hasta llegar a 404 menores de 10 años, así como a niños soldado, a los que también ofrecieron apoyo psicológico y escolarización.

Fue entonces cuando comenzaron a pensar en construir un centro psicosocial y, gracias a la ONGD Coopera Euskadi y el apoyo del Gobierno Vasco, lo hicieron realidad en 2020. Abrió sus puertas en marzo de ese año con el fin de ayudar a los habitantes a superar sus traumas, tanto a mujeres como a hombres, pues ellos también sufren las consecuencias de la guerra.

«Yo quería que fuera un espacio de acogida para todo el mundo. Los hombres también han sido secuestrados, los han abandonado en el bosque, han sufrido violaciones por los rebeldes, auténticas barbaridades. Hay que atender a todo el mundo si queremos construir resiliencia comunitaria», ha explicado Lorena Aguirre.

UN PUEBLO RESILIENTE

La directora de Coopera Congo destaca de todos los congoleños y congoleñas que, a pesar de todo lo que han sufrido, nunca pierden la esperanza. «Es lo más increíble del pueblo congoleño, es resiliente a tope, en cuanto tienen la oportunidad de cantar y bailar lo hacen. Me han enseñado tanto. Te enseñan que hay que tirar hacia delante», destaca.

Ahora, el deseo de Aguirre es extender el proyecto a otras zonas de la R.D. del Congo construyendo «mutimitas». Para levantar estos pequeños ‘Mutimas’, así como para pagar los salarios de los cinco psicólogos y cuatro asistentes sociales a los que ella misma ha formado, y las medicinas, necesitan recursos económicos, una ayuda que puede aportar cualquier ciudadano a través de la web ‘www.mutimaafrica.org’.

«A mí me gustaría que Mutima pudiera seguir siempre abierto, que no tuviéramos que cerrar las puertas por falta de fondos, y una vez que Mutima funcione siempre, hay que abrir mutimitas porque donde está el conflicto, las masacres, es donde hay que estar para ayudar», ha explicado.

De esta forma, Lorena Aguirre quiere seguir ayudando a los congoleños a sanar su ‘mutima’, palabra del swahili que significa ‘corazón’, porque lo que en occidente sería curar enfermedades de ‘salud mental’, allí, curar los traumas y la tristeza, no es otra cosa que sanar este órgano muscular que actúa como impulsor de sangre pero, sobre todo, vinculado a los sentimientos.

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