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sábado, 20 abril 2024
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El 21% de los hogares españoles no pudo cubrir «ni la mitad» de su gasto energético teórico en 2020, según un estudio

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El 21 por ciento de los hogares no pudo cubrir «ni la mitad» de su gasto energético teórico en 2020 en España y los afectados por pobreza energética se distribuyen de manera muy desigual, ya que la incidencia es mucho mayor en las regiones del sur del país, según un estudio realizado por investigadores de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia de Comillas.

El informe ‘Indicadores de pobreza energética en España 2020. Más allá de los índices oficiales’, denuncia además que la sociedad está «ante la dimensión de la pobreza energética más acuciante» y añade que la pobreza energética oculta en 2020 se situó en torno al 5 por ciento.

Ese porcentaje de los hogares son los afectados por la «pobreza energética oculta extrema», que recoge aquellos hogares que están infra consumiendo de forma masiva. Asimismo, el estudio concluye que un 36,5 por ciento de los hogares españoles gastaron energía por debajo de tres cuartos de su gasto teórico.

Desde la perspectiva de confort térmico y el pago de facturas, la pobreza energética en España en 2020 empeoró, según sostienen los investigadores, que constatan que hay porcentaje muy significativo de pobreza energética oculta en 2019 (25%) y en 2020 (21%).

En cuanto a la distribución geográfica, las comunidades autónomas del sur están más afectadas por pobreza energética que las del norte. Del 5 por ciento de los hogares españoles que sufren pobreza energética oculta, el informe refleja que País Vasco es la que menor incidencia de pobreza energética oculta presenta, con un 11,4 por ciento, frente a Extremadura, que es la comunidad autónoma con mayor incidencia, ya que llega hasta el 37 por ciento.

No obstante, de acuerdo con los indicadores de ingreso y gasto, el estudio no percibe un aumento «significativo» de la pobreza energética, pero el director de la Cátedra, Efraim Centeno, reconoce el «notable empeoramiento desde la perspectiva de confort térmico percibido en el hogar o del retraso en el pago de facturas».

Al mismo tiempo, el trabajo concluye que la realidad de la pobreza energética se ha vuelto «más compleja» en 2020 a consecuencia del confinamiento derivado de la pandemia del coronavirus y plasma una evolución «desigual en 2020 con respecto a 2019» y diferencias geográficas «muy significativas».

Así, argumenta que el confinamiento forzó a muchos hogares a consumir por encima de lo normal, lo que afectó de forma «especial» a las viviendas más ineficientes desde el punto de vista energético. El indicador de gasto insuficiente se redujo del 11,5 al 11,2 por ciento, lo que supone una reducción pequeña pero «muy significativa», ya que evidencia que no se detecta un aumento de los hogares que infraconsume respecto a la media nacional, lo que apunta que el escudo social del Gobierno «cumplió su función» de mínimos.

EL ESCUDO SOCIAL FUNCIONÓ EN LA PANDEMIA

Sin embargo, el indicador de retraso en pagos empeoró de manera «muy notable», ya que pasó del 6,6 por ciento en 2019 al 9,6 por ciento en 2020. Es decir, casi el 10 por ciento de los ciudadanos españoles declaró haber tenido retraso en el pago de sus facturas energéticas en 2020.

Una de las medidas del escudo social para paliar los efectos de la pandemia fue la prohibición del corte de suministro en primeras viviendas, de modo que muchos hogares entraron en morosidad pero no sufrieron corte de suministro.

Por otro lado, el indicador de temperatura inadecuada aumentó «muy notablemente» puesto que pasó del 7,6 por ciento en 2019 al 10,9 por ciento en 2020. Este indicador supone que casi el 11 por ciento de los ciudadanos declaró «no disponer de unas condiciones de confort térmico en invierno adecuadas».

Para el investigador de la cátedra José Carlos Romero el estudio ofrece una lectura complementaria a la que dan los organismos oficiales sobre la evolución de la pobreza energética en España, ya que calcula los indicadores estándar y otros adicionales que «permiten entender mejor las diferentes dimensiones implicadas».

No obstante, refleja que el escudo social planteado por el Gobierno ayudó a evitar que los consumos energéticos de personas vulnerables se hicieran aún menores. Sin embargo, avisa de que los niveles de pobreza energética que muestran los indicadores subjetivos –percepción del confort térmico y el nivel de impagos–, aumentan.

Según informa la Cátedra de la Universidad Pontificia Comillas, el objetivo del estudio es convertirse en «el germen» de un futuro Observatorio de Pobreza Energética en España con el que quiere contribuir a la «necesaria transformación» de la sociedad desde la sostenibilidad ambiental y la justicia.

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