La vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha manifestado que «no queda otra alternativa» que continuar avanzando en un mejor conocimiento, preparación y respuesta ante el cambio climático ante el aumento y la intensidad de los fenómenos meteorológicos, como la sequía o las olas de calor.
«La respuesta ante la emergencia climática es un asunto serio y urgente», ha destacado Ribera, que ha participado por primera vez en la rueda de prensa estacional de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en la que ha adelantado que es preciso prepararse para veranos cada vez más cálidos, cada vez más secos y que a mediados de siglo pueden llegar a ser «verdaderamente insoportables».
En ese sentido, ha valorado que urge tomar «nuevas medidas de refuerzo» de la capacidad de resistencia porque el cambio climático «presiona ya», con consecuencias inmediatas, cotidianas y de alto impacto.
Así, ha subrayado que este ha sido un verano «particularmente cálido y particularmente seco» que confirma la tendencia que la comunidad científica lleva advirtiendo mucho tiempo y como la intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos se consolida.
Sin embargo, ha lamentado como es «enormemente doloroso» observar cómo todavía al frente de las instituciones hay personas que se permiten hacer chistes al respecto despreciando lo que ya se ve y cómo el cambio climático se cobra vidas humanas que caen como consecuencia de la ola de calor, vidas humanas asociadas al incremento de los peligros del clima.
En ese sentido, ha reiterado que este año no ha sido un año cualquiera y que este verano ha confirmado «los peores indicios» y a la luz de los datos ha argumentado que «no queda otra alternativa» que continuar avanzando en un mejor conocimiento, preparación y respuesta ante el cambio climático y la gestión del agua que «pone en peligro» el modo de vida que conocemos.
Además, ha reconocido que el aumento de la temperatura y la falta de precipitaciones, está afectando a los ríos y a los ecosistemas, con reservas de agua que desaparecen y con embalses que este año la reserva hidráulica ha caído por debajo del 35 por ciento. «No nos gusta, pone en peligro nuestro modo de vida», ha reconocido.
De este modo, ha ahondado en las consecuencias de la combinación de temperatura extrema con la sequía que han asolado grandes partes del continente europeo y afectan al suministro eléctrico o al abastecimiento de agua en grandes partes de la geografía.
No obstante, ha defendido que España ha mejorado de forma importante en los últimos años la eficiencia en el uso del agua, aunque en este momento, la falta de agua afecta ya al 20 por ciento del territorio y al 30 por ciento de la población española.
Por ello, ha apuntado que el nuevo ciclo del agua requerirá de una inversión en infraestructuras de hasta 8.000 millones de euros aunque también considera necesarias otras medidas que requieren la preparación de los ciudadano desde el ámbito de la protección civil.