MADRID, 27 ENE. (EDIZIONES) – El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, enmendó su error de referirse a Reino Unido como «cuna del parlamentarismo» tras visitar el pasado martes la Colegiata de San Isidoro de León, considerada por la UNESCO como precedente más antiguo del asamblearismo occidental desde 2013. Pero, ¿de dónde viene esta consideración? ALFONSO IX, EL PRECURSOR DEL PARLAMENTARISMO En la primavera de 1188, el rey de León, Alfonso IX, convocó en la iglesia de San Isidoro –hoy Colegiata y Basílica– una Curia Regia o consejo real, considerado «el precedente institucional más cercano a las cortes». A esta asamblea acudieron los representantes del clero y la nobleza y, por primera vez en la historia, también representantes elegidos por el pueblo conocidos como ‘ciues electti’.
Así lo declaraba el propio monarca en la Carta Magna Leonesa: «En el nombre de Dios: yo Don Alfonso, rey de León y Galicia, habiendo celebrado curia en León, con el arzobispo [de Santiago de Compostela] y los obispos y los magnates de mi reino y con los ciudadanos elegidos de cada una de las ciudades, establecí y confirmé bajo juramento que a todos los de mi reino, tanto clérigos como laicos, les respetaría las buenas costumbres que tienen establecidas por mis antecesores».
LOS ‘DECRETA’, EL TESTIMONIO PARLAMENTARIO MÁS ANTIGUO
En este contexto nacieron los ‘Decreta’ de León, la prueba más antigua en la que se fundamenta la presencia del pueblo en la toma de decisiones políticas junto al monarca y los estamentos privilegiados de la época. Este corpus documental, compuesto por diecisiete estatutos o decretos, reconocía derechos, garantías y libertades y obligaba al cumplimiento de la ley a todos los estamentos sociales, desde el mismo monarca hasta el último de los ciudadanos.
Según el Ayuntamiento de León, la finalidad de estos documentos era conseguir la estabilidad del reino, entonces compuesto por los territorios de Galicia, Asturias, León y Extremadura, y acechado por continuos enfrentamientos con castellanos, almohades y portugueses, así como por las aspiraciones sucesorias de la madrastra del rey, Urraca López de Haro, en favor del infante Sancho Fernández.
La participación del pueblo en la vida pública tampoco puede entenderse sin la necesidad de ingresos por parte de la Corona leonesa tras el freno de la Reconquista, según explica en su obra ‘Life and death of democracy’ el catedrático de la Universidad de Westminster John Keane, para quien la representación de los ciudadanos era una contrapartida a la subida de los impuestos.
El texto original de los ‘Decreta’ de 1188 no se conserva en la actualidad, pero los archivos y las bibliotecas nacionales mantienen copias contenidas en documentos diplomáticos medievales, que bastaron al Ministerio de Educación Cultura y Deporte para solicitar el reconocimiento de León como precursor mundial de las cortes democráticas en el año 2012.
En otros países europeos, la burguesía no participó en las decisiones políticas hasta el siglo XIII: en Alemania, la burguesía se incorporó a la Dieta en 1232; en Inglaterra, el estamento popular alcanzó representación en el Parlamento por primera vez en 1265; y en Francia, lo hizo más de cien años después, en 1302.