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jueves, 28 marzo 2024
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El Rey defiende una España unida, respeto a las reglas, pero invita al diálogo y a saber ceder

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Llama a la ejemplaridad de las instituciones, al compromiso ético de los dirigentes y reconoce el «civismo» de los ciudadanos Reivindica el logro de la Constitución, pero admite la necesidad de mejorar la calidad democrática y de una regeneración Manifiesta su determinación de continuar al frente de la jefatura del Estado con «ejemplaridad» y «transparencia».

El Rey ha hecho un llamamiento a la unidad de España en su tradicional discurso de Nochebuena, en el que ha pedido al conjunto de la sociedad «seguir construyendo» entre todos un país «unido dentro de su diversidad», en el que «cabemos todos», y ha invitado a las fuerzas políticas en particular a que «sin renunciar a sus ideas, superen sus diferencias para llegar a acuerdos» que beneficien «a todos» y «hagan posibles las reformas necesarias».

En su mensaje más importante del año, el único que escribe la Casa del Rey y no el Gobierno, Don Juan Carlos hace una alusión no explícita al desafío soberanista en Cataluña, aconsejando «generosidad para saber ceder cuando es preciso, para comprender las razones del otro y para hacer del diálogo el método prioritario y más eficaz de solución de los problemas colectivos».

Eso sí, sentado tras una mesa en la que reposa un ejemplar de la Constitución, el monarca deja claro la necesidad de que «se cumplan y hagan cumplir la Constitución y las leyes» y de que «las diferencias y las controversias se resuelvan con arreglo a las reglas de juego democráticas aprobadas por todos». «El respeto de esas reglas es la garantía de nuestra convivencia y la fortaleza de nuestra democracia. Esta es una verdad incuestionable que debemos tener muy en cuenta», subraya.

Ese llamamiento a que los españoles sigamos construyendo «juntos» nuestro futuro se justifica, explica, porque a los españoles «nos unen y nos deben seguir uniendo muchísimas cosas», entre ellas, el «afán de asegurar un porvenir sólido, justo y lleno de oportunidades», la intensidad de los lazos históricos, culturas y lenguas que compartimos, y «la solidaridad» demostrada siempre ante las grandes adversidades y necesidades de nuestros vecinos.

En definitiva, y citando el discurso que su hijo, Don Felipe, pronunció en la última edición de los Premios Príncipe de Asturias, el Rey ha defendido que «España es una gran Nación que vale la pena vivir y querer, y por la que merece la pena luchar».

MENCIÓN A LOS QUE MÁS SUFREN LA CRISIS

El Rey ha comenzado su discurso con una mención a quienes con más dureza está golpeando la crisis (desempleados, desahuciados) pero también a quienes están aportando «lo mejor» de su «creatividad y talento» para superar las dificultades (emprendedores, autónomos, pymes), sin olvidar a servidores públicos, inmigrantes, expatriados y a los pensionistas, «soporte de muchas economías familiares».

Y aunque se ha referido a los «indicios de recuperación que se están empezando a ver y que tienen que ser todavía más sólidos», ha señalado que para él «la crisis empezará a resolverse cuando los parados tengan oportunidad de trabajar» porque no se puede aceptar como normal «la angustia de los millones de españoles que no pueden trabajar».

En unos tiempos «ciertamente difíciles», el monarca ha agradecido al conjunto de los ciudadanos que hayan dado «ejemplo de responsabilidad y de civismo». El Rey reconoce que la crisis económica que sufre España «ha provocado desaliento en los ciudadanos, y que la dificultad para alcanzar soluciones rápidas, así como los casos de falta de ejemplaridad en la vida pública, han afectado al prestigio de la política y de las instituciones».

Dice ser consciente de que la sociedad española reclama «un profundo cambio de actitud y un compromiso ético en todos los ámbitos de la vida política, económica y social», y se muestra «convencido de que todas estas cuestiones se podrán resolver con realismo, con esfuerzo, con un funcionamiento correcto del Estado de Derecho y con la generosidad de las fuerzas políticas y sociales representativas».

En este punto, el Rey ha apelado al «funcionamiento del Estado de Derecho para que la ejemplaridad presida las instituciones» y ha reconocido que «la salud moral de una sociedad se define por el nivel del comportamiento ético de cada uno de sus ciudadanos, empezando por sus dirigentes, ya que todos somos corresponsables del devenir colectivo».

Tras recordar que los españoles siempre han sabido «salir juntos de los malos» momentos y «construir juntos los buenos», ha hecho una defensa de la Constitución, que nos ha proporcionado «el período más dilatado de libertad, convivencia y prosperidad de toda nuestra historia». «Conviene que lo tengamos bien presente, pues a menudo se pretende que lo ignoremos o lo olvidemos cuando se proclama una supuesta decadencia de nuestra sociedad y de nuestras instituciones», advierte.

Pero «reivindicar» ese «logro histórico» que es la Carta Magna «no es incompatible -subraya– con reconocer la necesidad de mejorar en muchos aspectos la calidad de nuestra democracia». Y esa «crucial tarea de modernización y regeneración no es competencia exclusiva de los responsables políticos. También lo es de los agentes económicos y sociales y de la sociedad en su conjunto a través de sus estructuras organizativas», precisa.

Si a las fuerzas políticas el Rey les pide que lleguen a acuerdos que beneficien a todos, también hay recado para los agentes sociales, a quienes invita a ejercer su liderazgo para combatir «el conformismo, el desaliento y el victimismo». Asimismo hace una petición a la comunidad intelectual para que interprete los cambios que se están produciendo y sea «guía del nuevo mundo que está emergiendo en el orden geopolítico, económico, social y cultural».

E invita a las instituciones públicas, empresarios e inversores a que «apuesten decididamente por la investigación y la innovación, para mejorar la competitividad y contribuir así a la creación de empleo». Y a todos los españoles en su conjunto, el monarca les pide «recuperar la confianza» en sí mismos y en sus posibilidades.

COMPROMISOS COMO REY

Don Juan Carlos concluye su mensaje manifestando su firme voluntad de permanecer en el trono. En un año en que sus últimas operaciones reactivaron los rumores de abdicación, ha expresado su «determinación de continuar estimulando la convivencia cívica, en el desempeño fiel del mandato y las competencias» que le atribuye el «orden constitucional, de acuerdo con los principios y valores que han impulsado» el «progreso» de la sociedad española. Y traslada a los españoles «la seguridad» de que asume «las exigencias de ejemplaridad y transparencia que hoy reclama la sociedad».

Como en años anteriores, el Rey no ha olvidado mencionar en su discurso a las víctimas del terrorismo, «con las que la sociedad sigue teniendo una permanente deuda de gratitud». «Unas personas y unas familias que durante décadas han sufrido cruelmente la violencia y el terror de unos criminales totalitarios. Sé que estáis pasando momentos especialmente difíciles. Hoy, como antes y como siempre, quiero compartir vuestro dolor con renovada solidaridad y expresaros todo mi apoyo», les dice el monarca.

El discurso de Nochebuena del Rey de este año se grabó en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela, como venía siendo costumbre hasta el año pasado, cuando se innovó haciéndolo desde el despacho del monarca. Don Juan Carlos aparece sentado tras una mesa de trabajo, sobre la que reposa un ejemplar de la Constitución. En otra mesa de apoyo, a la derecha, descansa una foto de la audiencia que mantuvo en octubre con la Fundación de Víctimas del Terrorismo. Un Belén de Patrimonio Nacional y las banderas de España y la UE completan el decorado.

El discurso del Rey se puede leer en las distintas lenguas cooficiales en la web de la Casa del Rey (www.casareal.es) y puede verse de nuevo en el canal de You Tube de la institución.

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