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jueves, 28 marzo 2024
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Marcelino Oreja afirma que Suárez no era partidario de entrar en la OTAN

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Políticos destacados de la Transición elogian la labor del expresidente y piden que se recupere su espíritu de consenso.

El exministro de Asuntos Exteriores Marcelino Oreja ha afirmado este miércoles que el expresidente Adolfo Suárez no era partidario ni de que España entrase en la OTAN ni de establecer relaciones con Israel, los dos únicos asuntos de política exterior en los que ambos discreparon estando en el Gobierno.

En una conferencia enmarcada en unas jornadas sobre la Transición y de homenaje a Suárez, el exministro ha expresado la «gran admiración» que sentía por él. Sin embargo, tuvieron algunas diferencias porque, según ha explicado, el expresidente creía que la entrada en la OTAN, que Oreja defendía, podría tener consecuencias negativas por la oposición frontal del resto de partidos y porque la URSS podría responder «apoyando a ETA».

En cuanto a Israel, Suárez pensaba que podría ser perjudicial un acercamiento porque «España estaba muy necesitada de petróleo», un recurso que estaba en manos de países árabes. Respecto a la dimisión en 1981 del entonces presidente, Oreja ha indicado que se produjo porque «no tenía el apoyo de los suyos», la Unión de Centro Democrático (UCD).

CONCORDIA Y RECONCILIACIÓN

En las jornadas, organizadas por la Fundación Universitaria San Pablo CEU y el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, han participado en una mesa redonda el exministro de Justicia Enrique Múgica, el expresidente del Senado Juan José Laborda (PSOE), la actual Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, y los exparlamentarios y sociólogos Gabriel Elorriaga y Carmela García-Moreno, que han elogiado la labor de Suárezy han defendido que la política española debe recuperar su espíritu de consenso.

Múgica ha señalado que la Transición definitiva llega porque las partes enfrentadas –el régimen y quienes no estaban en el poder– se fueron aproximando al darse cuenta de que eran al mismo tiempo «débiles y fuertes» y de que por eso era necesario llegar a un acuerdo.

Ese acuerdo fue el que Suárez buscó como «director de la Transición», haciendo posible «la paz y la concordia», según ha afirmado Becerril, que además ha elogiado su actitud durante la intentona golpista del 23 de febrero de 1981, frente al cual «no se doblegó».

La Defensora del Pueblo ha manifestado su deseo de que esa concordia y esa «reconciliación» que promovieron, a su juicio, tanto el expresidente como el Rey «puedan durar mucho tiempo». En este contexto, Laborda ha apuntado la importancia que tiene también el Parlamento, el cual, tanto en el pasado como ahora, es «lo que da estabilidad al conjunto del sistema político español».

NECESIDAD DE UNA REVISIÓN

Pero Elorriaga ha advertido de que el sistema que se estableció en la Transición ha sufrido los «desgastes naturales» que se producen con el paso del tiempo y además ahora hay una «crisis socioeconómica» y «tensiones» relacionadas con la organización territorial del Estado.

Esto ha originado un ambiente de «postransición y revisión» en el que surge la «necesidad de adaptarse» a la situación actual, ha añadido. Una adaptación que, a su entender, debería estar guiada por «el mismo espíritu de consenso y de concordia» que, entre la década de los años 70 y la de los 80, «permitió una transición por la vía de reformismo», acabando con «la sombra trágica de una España dividida».

García-Moreno, por su parte, ha declarado que la calidad democrática que hay en España actualmente «deja mucho que desear» y eso ha llevado a un aumento de la «desafección» de los ciudadanos hacia la política.

Según la socióloga, para solucionar los problemas actuales y tratar de recuperar valores de la Transición, las fuerzas políticas deben llegar a acuerdos en temas puntuales, por ejemplo para la regeneración democrática, reformando la ley electoral y la ley de partidos, cambios que no requerirían una modificación de la Constitución.

CONSULTA SOBERANISTA CATALANA

Por otro lado, García-Moreno se ha referido a la consulta soberanista impulsada por CiU y ERC en Cataluña y ha apostado por un diálogo «enmarcado en la Constitución del 78», que «se puede reformar».

Sin embargo, ha recalcado que esa reforma debe ser «pactada y muy concreta», centrada en cerrar definitivamente el reparto de competencias entre el Estado y las comunidades autónomas y en articular «un sistema de igualdad de todos los españoles con atención a la singularidad de algunas regiones».

La exparlamentaria ha celebrado que los discursos pronunciados este martes en el Congreso de los Diputados por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, se «complementasen». El primero, ha precisado, fue más «jurídico, basado en la defensa de los principios constitucionales», y el segundo propuso «soluciones y acuerdos políticos dentro del esquema de la Constitución», en el sentido federal.

Laborda ha abogado por «acudir al método de 1977» y por dar al desafío soberanista «una respuesta política con mayúsculas» que «pasa por el consenso», definido como «la metaconstitución de la Constitución».

No obstante, ha lamentado que a veces los políticos se enfrenten al problema catalán «como hombres fuera de la realidad». Según ha señalado, no se pueden tratar igual el nacionalismo catalán y el vasco porque en Cataluña hay un «sentimiento nacional homogéneo» y en Euskadi no, y además hay que tener en cuenta que el desafío soberanista no lo plantea solo la Generalitat, sino que está en marcha un «proceso revolucionario» liderado por la Asamblea Nacional Catalana.

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