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viernes, 19 abril 2024
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Elpidio Silva califica la sentencia que le condena como un «éxito»

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El juez Elpidio José Silva ha calificado como un «éxito» la sentencia en la que se le condena a 17 años y medio de inhabilitación por prevaricación continuada en el ‘caso Blesa’ al entender que el voto particular discrepante emitido por el presidente del tribunal «quiebra la condena».

Silva, que ha abierto un despacho de abogados, ha afirmado en declaraciones a Cuatro recogidas por Europa Press que la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Madrid pone de manifiesto la «fisura tan profunda del aparato judicial». «El presidente del tribunal, con más experiencia, ha dicho que aquí no hay nada», ha añadido.

A su juicio, los correos electrónicos corporativos del ex presidente de Caja Madrid Miguel Blesa evidencian su «gestión funesta» y que su utilización era para fines «íntimos y particulares».

En su cuenta de Twitter, Silva ha destacado que el delito de prevaricación debe ser claro y no caben interpretaciones. «La prevaricación es manifiesta o no es, no caben discordancias interpretativas. La absolución del presidente Beltrán quiebra la condena», ha dicho.

La Comisión Permanente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha acordado este martes adjudicar en propiedad el Juzgado de Instrucción número 9 de Madrid, del que era titular Silva, a la magistrada Esperanza Collazos, según informaron fuentes de este órgano.

VOTO PARTICULAR DE ARTURO BELTRÁN

El magistrado Arturo Beltrán, miembro del tribunal que ha condenado a 17 años y medio de inhabilitación a Silva, ha emitido un voto particular discrepante en el que se muestra a favor de su absolución y compara el encarcelamiento del banquero Miguel Blesa con otros casos polémicos, como fue la prisión del ex gobernador del Banco de España Mariano Rubio o la fuga del antiguo director general de la Guardia Civil Luis Roldán.

El presidente del tribunal explica que la decisión sobre la libertad o prisión de una persona «no es nada fácil» y conlleva un análisis de riesgos. «Hace años nadie pudo presumir que el fugado más famoso de España fuera un Director General de la Guardia Civil», ha expuesto.

Según argumenta, son «centenares» las veces que cada mes los tribunales de apelación acuerdan la libertad provisional de quien ha recurrido la prisión preventiva, sin que se imponga ninguna consecuencia penal para el instructor que la acordó. Recuerda además que las explicaciones de Blesa eran «endebles» y le envolvían cada vez más en su propia «tela de araña».

Beltrán reconoce las «irregularidades» cometidas por Silva, aunque precisa que si una conducta, «por deplorable que sea, puede explicarse al margen del derecho penal, la conclusión es que debe dictarse sentencia absolutoria».

Cree que el hecho de que Silva se sirviera de la Wikipedia para reabrir la causa contra Blesa «puede ser signo de comodidad, ajeno a la prevaricación». «La crisis económica, la gestión politizada y poco profesional de muchas cajas de ahorro, las inversiones en obras absurdas, el dinero derrochado etc. eran ya entonces hechos notorios», añade.

INVESTIGACIONES SOBRE CORRUPCIÓN SE AMPLÍAN «HASTA EL GIGANTISMO»

Reconoce que el juez Silva amplió «con desmesura» el objeto de la investigación –inicialmente centrada en un préstamo a Díaz Ferrán y la compra del City National Bank de Florida– pero defiende que está en su derecho.

De hecho, dice, casi todas las investigaciones relacionadas con la gran delincuencia económica o la corrupción se han iniciado por «pequeñas corruptelas o por denuncias sobre hechos muy limitados y luego se han ido ampliando hasta el gigantismo».

Eso sí, cree que el acusado cometió un «error y una contradicción» al no decir desde el principio con claridad que había cambiado el objeto del proceso y, por ello, llevaba a cabo una investigación exhaustiva.

A su entender, la sustitución de autos por providencias es una «práctica viciosa muy extendida» en la Justicia, así como son frecuentes las resoluciones «sin fundamento» sin que se incoen causas por prevaricación contra sus autores. La tardanza de meses en resolver recursos, como hacía Silva, es «indeseable» pero tampoco suficiente, a su juicio, para condenarle.

El magistrado recuerda también que el Ministerio Fiscal supervisó el proceso de Silva. «Se hace difícil pensar que alguien así percibiera con claridad como delictiva la conducta del juez y no la combatiera», concluye.

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