«La religión no es el enemigo, sino que lo es la ignorancia»
. El ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo, ha recetado este jueves «libertad y democracia» contra el auge del terrorismo islámico, para lo que se requiere el esfuerzo conjunto de los todos los países, especialmente los del Mediterráneo.
Lo ha dicho durante la inauguración de la Reunión de Alto Nivel sobre Diálogo Intercultural e Interreligioso, que este jueves reúne en Barcelona a representantes de las principales instituciones, expertos y líderes religiosos del Mediterráneo con el objetivo de luchar contra los totalitarismos y la xenofobia.
Junto a Margallo, también han participado en la inauguración el secretario general de la Unión por el Mediterráneo (UpM), Fathallah Sijilmassi; la presidenta de la Fundación Anna Lindh (ALF), Elisabeth Guigou; el secretario general del Centro Internacional Rey Abdullah bin Abdulaziz para el Diálogo Interreligioso e Intercultural (Kaiciid), Faisal Bin Abdulrahman Bin Muaammar, y el alto representante de la Alianza de Civilizaciones de la ONU (Unaoc), Nassir Abdulaziz Al-Nasser.
El objetivo del encuentro es abordar los principales retos que deben afrontar los países mediterráneos en relación a la diversidad cultural y religiosa, principalmente el «auge del radicalismo, los extremismos, la intolerancia, la xenofobia y la exclusión», que debe combatirse con diálogo y acciones de paz, ha dicho Sijilmassi.
Margallo ha cargado contra aquellos que «utilizan el nombre de Dios en vano para perseguir a las religiones que no comparten su versión del Islam», y también ha asegurado que la pobreza es un caldo de cultivo para la intolerancia y la violencia.
«El único realismo posible para llegara al paz es sentarlos a todos en una mesa para que se conozcan, respeten y hablen ente ellos», ha concluido el ministro.
La jornada contará con tres mesas de debate principales moderadas por altos representantes del sector: una sobre mujeres y jóvenes –en la que se ahondará en las nuevas tecnologías como nueva forma de radicalización, entre otros aspectos–, una segunda sobre el diálogo intercultural e interreligioso -en la que participarán los principales líderes del Mediterráneo– y otra sobre el papel de las instituciones para potenciar y dar visibilidad de sus acciones en favor del diálogo y la paz.
Sobre el primero de los temas, Al-Nasser ha destacado que los jóvenes y las mujeres son «actores principales» en la lucha contra el extremismo y la radicalización, y ha abogado por impulsar acciones dirigidas hacia estos colectivos entre todas las instituciones mediterráneas.
NUEVA POLÍTICA DE VECINDAD
uigou ha hablado de la necesidad de una nueva política de vecindad que ponga la sociedad civil en el corazón de todas las acciones y que permita «luchar contra las ideas perniciosas que promueven el odio, como la xenofobia y el terrorismo», especialmente el Estado Islámico.
El objetivo del encuentro es potenciar programas conjuntos para combatir terrorismos extremistas como el de Estado Islámico, pero también la islamofobia reactiva que promueven muchos países europeos, así como evitar la insolidaridad de las instituciones del norte con las del sur en materia de inmigración.
«La religión no es el enemigo, sino que lo es la ignorancia», ha dicho Muaammar, que ha censurado el extremismo religioso y ha admitido que será muy complicado combatirlo si todos los implicados no están dispuestos a dialogar.