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jueves, 28 marzo 2024
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Page precisa que «nación», sólo la española y ve contradictorio que los independentistas se presenten a las generales

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Pero cree positivo que lo hagan porque, mientras quieran discutirlo en el Congreso de los Diputados, hay «márgenes de acuerdo» Cree que la «gran clave» es si se va a poder formar gobierno en España sin necesidad de pactar con el «bloque independentista» en el Congreso Afirma que el artículo 155 «siempre es una posibilidad», pero aboga por que «ni siquiera a se amague con ella».

El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, reafirma en una entrevista a Europa Press su convicción de que la única nación posible en la Constitución es la española, aunque admite sus diversas sensibilidades incluyendo la singularidad de Cataluña. Por su parte, advierte de la contradicción que se podría generar si los independentistas que niegan al Estado en Cataluña luego se presentasen a las elecciones generales para estar presentes en el Congreso de los Diputados. A su juicio, lo más grave de la situación es que instituciones que se financian con el dinero de todos se usen para subvertir el poder constitucional.

Preguntado acerca de las acusaciones de ambigüedad que desde distintos sectores se le achacan a su partido en relación con Cataluña, Page afirma su creencia en «la nación española». «Considero que la nación española es una nación en la que caben sensibilidades y formas de convivencias plurales y diversas, pero la nación es la española», sentencia el líder manchego quien, no obstante, dice creer «además en la singularidad cultural, histórica, sociológica de Cataluña».

Page respondía así a la pregunta formulada acerca de la propuesta de su compañero de partido y líder del PSC, Miquel Iceta, quien en unas declaraciones a ‘El País’ planteaba que la futura reforma de la Constitución que defienden los socialistas reconociese que Cataluña es una nación: «En 1978 no se hizo y entonces se habló de nacionalidades y regiones, por lo que ha llegado el momento de hacerlo», dijo Iceta.

MÁS QUE EL TÉRMINO NACIÓN

En ese sentido, Page tercia que «no se está discutiendo solamente» el término nación y acusa al PP de «formar parte del problema»: «Ha caído en muchas ocasiones en hacer un anticatalanismo militante que por supuesto ha alimentado una reacción proporcional en Cataluña». «En el PP lo que ocurre es que todo lo que no sea un discurso extremo de unidad mal entendida le lleva a una ruptura interna del partido y eso no lo tiene el PSOE, que convive perfectamente con una realidad muy plural y muy diversa en España», compara.

Define al PSC como «un puente entre los sentimientos catalanistas y la concordia en el conjunto de España» mientras carga también contra Artur Mas por haber «jugado, más que a presidente de todos los catalanes, a un windsurf político» en el que «se ha subido en una ola y no ha podido dirigir ni controlar peor las ansias, los sentimientos e incluso las malas interpretaciones de una sociedad como la catalana».

«Yo siento admiración por Cataluña y me gustaría que se recuperara esa admiración que socialmente ha habido siempre hacia una Cataluña moderna, avanzada que tiraba del furgón en este país», revela Page, para quien lo más grave es que «instituciones constitucionales que han nacido y se mantienen y se financian con mecanismos que pagan todos los españoles y que son constitucionales, utilicen el poder constitucional el poder democrático para subvertirlo». «Esto es lo que no pasa en casi ningún sitio del mundo», denuncia.

ESCENARIO TRAS EL 27-S

Preguntado acerca del escenario tras las elecciones catalanas del próximo 27 de septiembre, Page hace la siguiente reflexión: «La pregunta que nos tendríamos que hacer entre todos es si va a poderse formar Gobierno en España sin necesidad de pactar con el bloque independentista que se siente en el Congreso de los Diputados».

En este punto advierte de que «en coherencia, alguien que se reclama independentista convoque elecciones y consiga representación popular en Cataluña, no debería participar en un proceso de elecciones generales». «Si niega al Estado, resulta bastante contradictorio presentarse a las generales», reitera.

Argumenta que «es contradictorio no legitimar un Estado y presentarse para influir en la voluntad del Estado». «Esto me parece de perogrullo», remacha al tiempo que advierte de que, sin embargo, es «positivo que lo hagan porque demuestra que hay márgenes de entendimiento». «Mientras quien quiera la independencia de Cataluña se presente a las generales y quiera discutirlo en el Congreso de los Diputados, veo márgenes de acuerdo», expone.

LAS AUTONOMÍAS, UN «ESTADO FEDERAL CON COMPLEJOS»

Según el presidente manchego, la solución pasa por el sistema federal que proponen los socialistas y que es el que «de una manera o de otra se esconde detrás de la Constitución del 78». «Para mucha gente en el mundo, el Estado autonómico que hay en España se consideraría un estado federal. Seguramente con defectos con complejos y por tanto lo que tendría que ser es pasar de un estado autonómico, que es un estado federal con complejos, a un estado federal sin complejos», opina Page.

Preguntado acerca de las diferencias entre el actual sistema autonómico y el modelo federal que promulga el PSOE, apela a «una mejor manera de hacer participar a los territorios en la formación de la voluntad nacional sin que todo dependa de Madrid» y vaticina que «España no puede convivir permanentemente con una parte de su territorio muy incómoda».

Se muestra convencido de que «esto va a terminar en un nuevo contrato constitucional que Rajoy no está en condiciones de liderar, pero que es imposible hacerlo sin contar con el PP, «un partido muy representativo en España y hoy por hoy el mayoritario». Sobre la posibilidad de aplicar el artículo 155 de la Constitución en Cataluña, considera que «hay muchas cosas que hacer antes de llegar a ese extremo». «Si está en la Constitución es por algo y siempre es una posibilidad, pero yo no jugaría ni siquiera a que se amague con ella», subraya.

El presidente de Castilla-La Mancha asume que «hay mucha gente de buena fe que se ha convencido de que quiere separarse de España» y contra ello propone que el conjunto del país trabaje «para convencer y cambiar esa actitud y esa reflexión». «Si esto se reduce a un problema económico de presupuestos y de fiscalidad, sería muy obsceno muy reduccionista, muy lamentable, no lo veo», concluye.

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