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viernes, 29 marzo 2024
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Moratinos quiere llevar la Alianza de Civilizaciones a los barrios: La ultraderecha crece «por falta de entendimiento»

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Quiere extender el proyecto al África subsahariana, el mundo indígena iberoamericano y China.

El recién nombrado alto representante de la ONU para la Alianza de Civilizaciones, Miguel Ángel Moratinos, está convencido de que el ascenso de las fuerzas de ultraderecha «es consecuencia de la falta de entendimiento» y ha avanzado que una de sus ideas es «poner en marcha es una carta municipal de la Alianza de Civilizaciones».

En una entrevista con Europa Press en vísperas de asumir su cargo –el próximo 1 de enero– el exministro español propone que la Alianza se practique «de forma diaria» en ciudades como Marsella o barrios como Molenbeek (Bruselas) o Saint-Denis (París), donde «se ha producido una comunitarización exagerada y un rechazo hacia los otros que lleva a crisis permanentes».

A su modo de ver, éstas son áreas donde los ciudadanos «pueden aceptar jugar el fútbol conjuntamente y ser multiculturales y multirreligiosos», pero una vez que termina el partido «se refugian en sus respectivos cenáculos excluyentes», así que hay que crear «espacios de participación colectiva, para que no haya esa tensión y esa exacerbación de crisis».

Tras unos años de crisis y conflicto en los que la Alianza no ha podido tener «visibilidad suficiente», Moratinos quiere comenzar una «nueva andadura» en la que es, ha subrayado, la única iniciativa española que se ha incorporado al sistema de la ONU en los más de 70 años de la organización.

Su objetivo es que la Alianza trabaje en encontrar mecanismos de solución a los problemas de convivencia, no solo a través de la prevención, como ya hace, sino también, como novedad, interviniendo cuando surjan crisis específicas entre comunidades religiosas o culturales.

En sus inicios, recuerda, la Alianza sí contó con un mecanismo, un sistema de alerta temprana de los medios de comunicación, que se utilizó «de manera satisfactoria» para frenar la llamada ‘crisis de las caricaturas’ que se desencadenó en enero de 2006 después de que un diario danés publicase varias caricaturas del profeta Mahoma.

«La Alianza jugó un papel de mitigar el en AC jugo un papel de mitigar el enfrentamiento y explicar tanto a la sociedad danesa como a comunidades islámicas de Asia esa difícil relación entre la libertad de expresión y prensa y el respeto a una religión y a unos principios», explica.

El exministro español se propone mantener como «núcleo duro» de la Alianza el entendimiento entre occidente y el mundo musulmán, pero quiere ampliarla geográficamente, incorporando el problema del «mundo indígena» en América Latina, África subsahariana y también la «nueva dimensión china» y la ‘ruta de la seda’ como muestra de que a través de la cultura se pueden conocer mejor las políticas y las estrategias.

QUINTO EJE, EL PAPEL DE LA MUJER

Además, quiere añadir una quinta área de actuación, el papel de la mujer «como elemento esencial para facilitar la solución de conflictos y para encontrar modos de comprensión y de acercamiento». La Alianza trabaja ahora en cuatro áreas: educación, juventud, migración y medios de comunicación.

En este ámbito, el exministro español menciona también el papel de los medios y su responsabilidad a la hora de romper estereotipos y, de ese modo, contribuir también contra las llamadas ‘noticias falsas’, porque «un inmigrante no tiene que ser de manera automática, un fanático yihadista o un hostigador sexual o un traficante de droga».

Moratinos también confía en poder aumentar la financiación de la Alianza, bien a través de contribuciones de los 146 países que son «amigos» de la iniciativa –aunque no todos la financian–, bien a través de aportaciones de empresas privadas al fondo fiduciario, convencido de que habrá muchas «dispuestas a participar en proyectos específicos para mejorar la convivencia».

En el año 2017 la Alianza financió proyectos por 3,8 millones de dólares. Desde 2005, los principales donantes han sido los dos países copatrocinadores, Turquía (9,6 millones de dólares hasta 2017) y España (7,7 millones); el grupo BMW, con 4,7 millones y Qatar, con 4 millones.

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