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viernes, 29 marzo 2024
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La primera ola de la covid agravó la brecha de género en la producción científica

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La hipotésis que explica la reducción de las publicaciones en cintífcas son las cargas familiares.

Las mujeres de todo el mundo vieron mermadas sus investigaciones científicas en la primera ola de Covid-19, especialmente en la franja de edad entre 25 y 45 años, con una disminución que llega a ser el 50% menor en función de la franja de edad y la disciplina. La hipotésis que justifica la reducción de las publicaciones entre científicas es que tuvieron que atender a las cargas familiares.

Así, se desprende de un estudio liderado por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universitat de València (ETSE-UV) con la participación de cuatro instituciones europeas publicado en la revista Plos ONE y que es el más grande realizado hasta la fecha. sobre productividad científica, según han informado fuentes de la institución académica.

El estudio ha supuesto analizar 2.329 revistas de la plataforma Elsevier, con más de cuatro millones y medio de artículos de más de cinco millones de investigadores e investigadoras.

Al respecto, el investigador principal de este estudio en la UV, Francisco Grimaldo, ha explicado que la hipótesis probable de la brecha de género en esta edad son «las cargas familiares». En ese sentido, apunta a que las científicas jóvenes fueron las que principalmente se encargaron del cuidado de la familia y las responsabilidades del hogar, donde pasaron una mayor cantidad de tiempo de acuerdo con los datos de Google Mobility, con lo que «tuvieron menos tiempo para desarrollar sus investigaciones».

Con el inicio de la pandemia y el confinamiento aumentó enormemente la producción de artículos académicos, especialmente en los campos de medicina y salud ya que los científicos, en masculino, tenían más tiempo para trabajar y producir artículos.

Sin embargo, las científicas, que en principio estaban en las mismas condiciones, también aumentaron la producción, pero este crecimiento fue mucho menor que en el caso de los hombres. Es decir, se produjo más de lo habitual, pero los científicos en mayor cantidad que las científicas.

En ese sentido, el investigador Francisco Grimaldo y Daniel García (también de la UV) y expertos de la Universidad de Milán, la Universidad de Lund y la Universidad de Linnaeus, las dos últimos de Suecia), constan que publicar más puede permitir a muchos hombres darse a conocer y agrandar su currículo de investigador.

Por ello, advierten de que en los próximos años se podría ver cómo el camino iniciado en los primeros meses de 2020 «daría más frutos en la carrera de muchos hombres, no así en la de las investigadoras y científicas que se vieron obligadas a hacerse cargo de otras tareas que, se supone, son compartidas».

En ciencia es fundamental publicar las investigaciones y compartir los resultados, por lo que cada estudio es susceptible de convertirse en un artículo, si bien muchos no llegan a ver la luz. Las revistas científicas descartan miles de artículos cada año. La editorial Elsevier, que posee datos de 2.329 cabeceras científicas diferentes, ha cedido los datos anonimizados de todos sus artículos a la Universitat de València, tanto los publicados como los que no, lo que ha permitido realizar este estudio, según las mismas fuentes.

En el artículo publicado se menciona también la revisión de los papers que llegan a las revistas. Se trata de una tarea compartida en la comunidad científica a la que prácticamente la totalidad de científicas y científicos dedican una parte importante de su tiempo.

SIN DIFERENCIAS EN CORECCIONES

Con el aumento de los trabajos científicos, publicados o no, también aumentaron las correcciones. «Sin embargo, aquí no se ha constatado diferencia entre géneros, lo que viene a decirnos que las mujeres siguieron manteniendo su vocación de servicio a la comunidad científica», explica Grimaldo.

Este artículo es resultado del proyecto «Herramientas informativas avanzadas sobre la revisión por pares de artículos científicos», financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, la Agencia Estatal de Investigación y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, con referencia RTI2018-095820-B-I00.

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