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viernes, 29 marzo 2024
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Simancas pide que los medios reconozcan abiertamente por qué partido apuestan y los poderes económicos que los sustentan

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Plantea «compensar» los recursos de los poderes privados de comunicación con un «espacio público robusto» que refleje la pluralidad

. El Secretario de Estado de Relaciones con las Cortes y Asuntos Constitucionales, Rafael Simancas, plantea exigir que los medios de comunicación «no hagan uso de la mentira, el engaño y la manipulación» y que digan claramente por qué partido apuestan. «Si se está apostando cada día en titulares y en editoriales para que le vaya bien al partido político X, legítimamente, ¿por qué no reconocerlo de manera abierta y transparente?», argumenta.

Además, reclama transparencia a los poderes económicos que sostienen las finanzas de los medios a veces con «fuertes endeudamientos» y también crear un «espacio público robusto» de medios que refleje la pluralidad política para «compensar» la «gran cantidad de recursos» de los poderes privados de la comunicación. Así lo expone en un artículo escrito en la revista Temas para el debate, titulado «¿Democracia o mediocracia?», recogido por Europa Press.

Simancas comienza afirmando en su artículo que uno de los rasgos más definitorios de la democracia actual tiene que ver con el papel que juegan los medios de comunicación en el ejercicio efectivo del poder. Cree en este sentido que el poder de los medios está fuera de discusión y que es para bien cuando limita y controla a los demás poderes. Pero, «para mal» cuando se conduce mediante «intereses y acciones espurias».

En este sentido, señala que todos los medios combinan información y opinión, y aunque lo ve lícito argumenta que a veces la información y la opinión se confunden y se «manipulan hasta la desinformación».

MEDIOS QUE INTENTAN INFLUIR EN RESULTADOS ELECTORALES CON ENGAÑOS

Admite que cada medio cuenta con su línea editorial, pero cree que a pesar de ser «legítimo», a veces no respetan el derecho constitucional a recibir información veraz y el interés informativo se subordina al interés «puramente político y electoral». De hecho, afirma que algunos medios intentan influir en los resultados electorales «mediante engaños, manipulaciones y tramas contrarias a la ética periodística e incluso, a la ley» y con «maniobras sucias».

Por ello, y aunque se muestra contrario a diseñar un panorama mediático «aceptable» a través de leyes y decretos, sí cree que la prudencia no puede conducir a la «resignación y la inacción».

Por ello, propone en primer lugar que se procure que la «propiedad de los grandes medios de comunicación no se concentre en pocas manos». Y también y como contrapeso a la gran cantidad de recursos de que disponen los poderes privados de la comunicación, plantea un «espacio público robusto y capaz» que garantice el acceso de los ciudadanos a la información veraz, donde se refleje la «pluralidad ideológica y política» de la sociedad.

Además, considera «razonable» reclamar a los medios ciertas conductas igual que se exige rectitud moral al poder político. Para ello propone reclamar más transparencia en la línea editorial a la hora de aclarar las «legítimas intenciones de promover ciertas ideas, ciertas posiciones políticas e, incluso, ciertas opciones electorales».

Y en este sentido, cree que los medios deben reconocer de manera «abierta y transparente» el partido político por el que apuestan. «Si se está apostando cada día en titulares y en editoriales para que le vaya bien al partido político X, legítimamente, ¿por qué no reconocerlo de manera abierta y transparente?», se pregunta Simancas.

Según él, esto ayudaría a muchos lectores, oyentes y telespectadores a interpretar lo que se transmite. Y en la misma línea, cree que también deberían ser transparentes los poderes económicos que sostienen las finanzas, «a veces, los fuertes endeudamientos de algunos medios». Cree que esto también contribuiría a entender mejor el sentido de algunas «informaciones», de las críticas o de las alabanzas que se vierten en sus espacios.

También cree que debe exigir a los medios de comunicación que «no hagan uso de la mentira, el engaño y la manipulación». Incluso sugiere que cuando no se cumplen estas reglas básicas se debe denunciar con argumentos las conductas inapropiadas y a sus protagonistas acudiendo a los tribunales «cuando la mentira o la manipulación traspasa las líneas del Código Penal». Y también propone acudir a «otros medios de comunicación para hacer valer la verdad, o la otra cara de la verdad».

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